Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín tipo chifa de pollo y langostinos y, para tomar, una jarrita de chicha morada heladita. “María, a pocas horas de la Navidad, un consejo aunque sea de un conejo para los miles de peruanos: no se hagan problemas y piensen mucho en sus familias.
A medida que se acerca la Nochebuena, la gente anda alterada, apurada, nerviosa y malhumorada, no solo por el tráfico, sino porque no tiene plata para los regalos o está cargado de mucho trabajo. Les pido un poco de paciencia y pensar mucho antes de dar un mal paso. En las pistas de la ciudad veo que los choferes se insultan, se agreden y meten el carro por cualquier cosa, sin importarles que llevan seres humanos como pasajeros.
Otros andan apurados, manejando como si se los llevara el diablo y sin pensar que en un pestañeo se pueden matar o quitar la vida a gente inocente. Piensen en Dios, en Jesús, en el verdadero significado de la Navidad. Ya sé que por estas fechas la gente toma un poco más con los amigos, en el clásico brindis de Navidad, pero deben tener mucha mesura.
No se embriaguen hasta morir. Peor si llevan auto a las reuniones, luego salen y se estrellan. Si saben que van a tomar, vayan en taxi. Y no se peleen con nadie, menos si no los conocen. Nunca saben si esa persona está armada, es un delincuente o un ‘loco pistola’. En casa nos esperan nuestros hijos, esposas, madres o hermanos.
A esos juergueros que van a discotecas o chichódromos en busca de aventuras con mujeres, que tengan mucho cuidado con las ‘peperas’. Si una mujer que recién conoces en la discoteca te dice para ir a un lugar íntimo, así porque así, sospecha. Menos la lleves a tu casa. Es capaz de robarse hasta a tu perrito de raza. Divertirse sí, pero con cuidado y mesura a fin de llegar bien a fin de año.
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