Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sabroso cau cau con una porción de arrocito blanco y ajicito amarillo molido. Para tomar se pidió una jarrita con agua de Jamaica al tiempo. “María, la vez pasada leía en Trome que Perú ocupa el puesto 68 en el ranking de ‘los países más felices del mundo’. Somos un país rico en minerales, fauna, flora.
Nuestro mar es tan abundante en peces que no debería haber niños con hambre, anémicos o desnutridos. Poseemos monumentos arquitectónicos increíbles en calidad y número. Provenimos de los incas, una de las más grandes culturas de América. Tenemos tanto para ser felices, pero estamos rezagados.
Creo que todo pasa por lo que vivimos desde hace años. En el Perú, lamentablemente, son pan de cada día el caos, el desorden, la informalidad, la violencia, el abuso, las injusticias. Otro tema que me preocupa bastante es los hogares disfuncionales.
El domingo pasado veía un informe en América Televisión de dos hermanos menores de edad en el Callao que ya tienen tres asesinatos encima. Han nacido en medio de la violencia. El papá murió en un enfrentamiento con la Policía a balazos y la madre está presa por drogas. ¿Qué hijo puede salir de ese hogar?
Hay que recomponer nuestra sociedad. Si queremos ser un país desarrollado, debemos comenzar por hacer que el sinvergüenza que le saca la vuelta a las leyes no se sienta orgulloso, sino todo lo contrario, que se avergüence y sea repudiado por los demás. Algunos consejos para criar a los hijos:
Enseña valores fundamentales: Ellos son el respeto, la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad, la amabilidad, la gratitud, la humildad y la solidaridad. Si todos practicáramos estos valores, el Perú sería una potencia mundial.
Predica con el ejemplo: Si vas a enseñar a tu hijo a ser honesto, debes serlo tú mismo. Si le exiges que sea honesto, pero a ti te ve mentir, entonces hará lo que tú haces y no lo que le dices.
Muéstrale la importancia del trabajo: Desde pequeño haz que ayude en las labores de la casa. No lo engrías tanto. Dale amor, pero también debes imponer disciplina, sin abusos, sin violencia. Enséñale a ser puntual, ordenado, solidario con los demás”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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