Pancholón voló a los Estados Unidos para alentar a Perú en la Copa América. (AFP).
Pancholón voló a los Estados Unidos para alentar a Perú en la Copa América. (AFP).

El Chato Matta llegó al restaurante por un poderoso cau cau con arrocito blanco y ají amarillo molido. Buenazo. Para calmar la sed pidió una jarra con agua de cebada al tiempo. “María, estoy herido y con hambre, parece que tuviera un tigre siberiano en el estómago. Te cuento que el gran Pancholón me mandó un mensaje de ‘wasap’. ‘Chatito, regresé de Estados Unidos por una diligencia judicial y me regreso al toque para ver en Miami el partido ante Argentina.

No puedo dejar a mi selección. Deja todo que tengo que contarte las últimas. Estoy en el sauna, papáaaaa. Ahorita van a poner hierba fresca, con bastante eucalipto, manzanilla, hierbaluisa, romero y su toque de canelita, que le da un rico aroma. Vuela’.

Nos metimos a la cámara de vapor a más de 50 grados para botar el estrés. El gordito estaba emocionado cantando una cumbia que hace bailar a los peruanos en el extranjero: ‘Lloro por quererte/ Por amarte y por desearte/ Lloro por quererte/ Por amarte y por desearte/ ¡Ay, cariño! ¡Ay, mi vida! Nunca, pero nunca/ Me abandones, cariñito/ Nunca, pero nunca/ Me abandones, cariñito...’.

‘Causita —me dijo el abogado—, tuve un viaje lindo a Miami, dejé en alto el nombre del Perú con una rubia hermosa que me pedía que me quede más tiempo y le repita mi famoso ‘salto del chanchito’, pero extraño mucho mi barrio, mi Callao, mi Trinchera y mi cebiche en el Fabián. Acá están las caminantes. El sauna es mi refugio.

En Estados Unidos, todo es dinero. Si estás misio, no se te paran ni las moscas. Pero las mujeres son mi perdición. Cada vez que veía a una por las calles de Dallas alucinaba que estaba conmigo en la intimidad’.

‘Pancho —le pregunté—, ¿no te aburres de la vida que llevas?’. ‘Papá, soy humano y mi corazón también ha sido golpeado, pero creo que me estoy enamorando de nuevo. Hace un tiempo tengo mi venequita de 1.80 que me ‘secuestra’ en La Posada y ahí nos quedamos hasta el día siguiente. Me deja molido. Ella sabe que soy callejero. Cuando nos conocimos hicimos clic.

Es una chica decente que trabaja cuidando a viejitos. Ya me agarró confianza y dice que su selección campeona en la Copa América. Como le caí bien, le narré un partido de su seleccionado con goles de Salomón Rondón y el enano Soteldo, y te juro que la chamita se emocionó y botó unas lagrimitas recordando su natal Puerto Ordaz.

Nos abrazamos y la invité a comer un cebiche a Chucuito el día que descansa. Chato, creo que he encontrado a mi alma gemela, ya estoy envejeciendo, estoy al tanto de mis hijos y viejitos, tengo mis monedas, pero necesito una buena mujer para que me acompañe en mis noches de soledad, a veces me canso de despertar en diferentes hoteles con mujeres que solo pasan el momento conmigo...’. El abogado se puso nostálgico”.

Asu, ese señor Pancholón es tremendo cochino y sinvergüenza. No creo en sus palabras, va a terminar viejo, triste y solo. Me voy, cuídense.

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