Pancholón estuvo a ras de cancha en el Perú - Chile. (Captura América)
Pancholón estuvo a ras de cancha en el Perú - Chile. (Captura América)

El Chato Matta llegó al restaurante por un espectacular adobito de chancho con su arroz blanco graneadito, rocotito molido y un Anís del Mono para bajar la grasita y tener una buena digestión. “María, recibí el llamado del gran Pancholón desde Estados Unidos. ‘Chatito- me dijo gritando- estoy en la sala de prensa con todos los colegas en Dallas. Acaba de terminar el y los periodistas están mandando sus notas y reportajes en vivo para sus diarios, canales y páginas web.

Himno Nacional en Copa América 2024 (Video: América TV )

Estoy emocionado, estuve a ras de cancha viendo de cerquita el partido y por un momento me quería meter para hacerle un gol de chalaquita a esos chilenos que se alucinaban que ya tenían los tres puntos antes de jugar. El empate me movió y salí del estadio como un toro a buscar a mi gringuita que me estaba esperando en mi hotel.

Para dejar bien a los varones, me tomé un pastilla y casi no la cuento. Tuve taquicardia y no pude terminar mi faena. La otra semana te cuento bien la historia. ‘Cuidado que se muere ese gordito’, escuché que gritó un mexicano de primeros auxilios.

En la camilla me puse blanco y recordé que siempre me pasan cosas locas cuando viajo a la Copa América. También se me vino a la mente el día que llegué a mi casa y me habían cambiado las cerraduras, y mis cosas estaban en la calle. Mi señora me botó para siempre. Hubo un traidor que andaba conmigo en juergas y encerronas.

‘Pinochín’ me soboneaba, pero en el fondo me deseaba el mal y miraba a mi mujer. ‘Los enemigos están cerca de ti’, como dicen en ‘El Padrino’. En ese tiempo yo ganaba miles de dólares en la radio y todas las noches liquidaba en diferentes canchas. Cerraba locales y hacía fiestas romanas con los abogados del Callao.

Yo no me daba cuenta, pero el tal ‘Pinochín’ iba calladito a contarle mis andanzas a mi señora, como esos idiotas ‘paños de lágrimas’. Yo sé que fue él quien le llevó fotos y videos a mi esposa y dejó un sobre con fotos mías y de la psicóloga debajo de la puerta de mi casa.

En esos tiempos estaba ganador y la fama y los dólares me marearon. Andaba con un collar de oro de 24 kilates en el cuello. Viajaba a todas las Copa América y en Paraguay, después de dos noches de sexo desenfrenado con un mujerón del Carnaval, me ‘pepearon’ y me dejaron calato. Era una joya de miles de dólares.

Fui a la Policía, pero los corruptos me botaron: ‘¡Peruano huevón, ándate rápido a tu país, tú tienes la culpa por meterte con mujerzuelas!’. Me fui en el primer avión. Ahora me siento cansado. Las amanecidas me están pasando la factura. Sufro de la próstata, el médico me ha dicho que termine rápido por el bien de mi salud, y que no tome Viagra porque puede darme un infarto.

Pero lo que más me duele es haber perdido a una gran mujer como mi señora, porque en la calle solo conozco loquitas que no son fieles a nadie. Jamás encontraré a una mujer como ella.

Reconozco que estoy enfermo de sexo, cuando estoy con una chica no quiero ni voltearme, porque pienso que me van a partir, no puedo controlarme y miro a las mujeres de mis amigos, les saco la lengüita, me pongo virolo y solo repito ‘vas a ser mía, vas a ser mía’”.

Pucha, ese señor ‘Pancholón’ está mal de la cabeza. Su castigo es que se va a quedar viejo, solo y enfermo. Nadie lo va a cuidar. Me voy, cuídense.

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