Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó con frío al restaurante por un poderoso chupe de cabrilla calientito con habas, choclo, papitas sancochadas y su rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita con anís calientito para la buena digestión. “María, en estos tiempos, donde todo se mide por la plata, los viajes y carrazos que luces, los valores se han ido perdiendo, más aún con la llegada de internet y redes sociales, que se han convertido en el refugio de los idiotas, intolerantes, los violentos y los alucinados.
Digo esto porque casi todas las semanas algunos canales y también blogs entrevistan a famosos en sus casas o depas, donde ellos se jactan de sus joyas, ropa cara o muebles de diseñador. Lo peor es que muchas veces no han hecho méritos para ello, no han escrito un libro, no han edificado una empresa, no han descubierto una fórmula científica o tienen una trayectoria empresarial. Son solo ‘influencers’ o modelitos o, lo peor, estrellas de Onlyfans, donde alguna gente les paga para que se desnuden. Increíble todo lo que se ve ahora.
Para ellos la gente vale por su dinero. Y el que no tiene es un perdedor. El otro día me dio cólera ver cómo criticaban la fiesta de un personaje de la tele porque les pareció ‘pobrecita’. Como no había lujo entonces era mala. No entienden que una reunión hecha con amor es la mejor. Por eso algunos se desesperan por conseguir plata como sea, se meten con gente corrupta y terminan en el cárcel como le pasó a Mauricio Fernandini.
La plata fácil se va rápido. Si quieres progresar en la vida, ahorra, trabaja y esfuérzate.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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