Mi amigo, el redactor gigantón ‘Barney’, llegó al restaurante por su estofado de pollo, parte pierna, y su chicha morada al tiempo. “María, el asesinato del sucesor de Gerson Gálvez, ‘Caracol’, el temible Carlos MacDowall Villacorta, ‘Carlitos Way’, sigue trayendo cola.
Un reportaje televisivo presentó a su esposa, quien desde la clandestinidad reveló los entretelones de su asesinato. “A mi esposo lo mató el sicario venezolano, de nombre Jesús Álvarez López, más conocido como ‘Venequito’.
La viuda del delincuente chalaco, que increíblemente cumplía arresto domiciliario, contó con lujo de detalles cómo fue asesinado su marido. Dice que el criminal llanero alquiló un cuarto cerca a la casa donde cumplía reclusión el cabecilla de la banda ‘Los reyes del puerto Shejo’, en Santa Marina Sur, Callao.
“Él siguió todos los movimientos de mi esposo. El día del crimen guardó todas sus cosas en una mochila, pagó el cuarto y se sentó en una banca a esperar la salida de mi marido, porque él siempre acostumbraba colocarse en la puerta para recibir o llamar con el celular”.
Según testigos, eran las 9:30 de la noche y MacDowall salió a contestar una llamada. Fue en ese instante en que el pistolero se le acercó raudamente, abrió fuego hasta en diez oportunidades y desapareció en las calles chalacas. Dos testigos lo identificaron y ahora los lugartenientes del fallecido delincuente ‘peinan’ por todo el Callao, y han puesto por su cabeza una ‘jugosa’ cantidad de dinero.
Pero según los tigres de la División de Homicidios, es posible que ‘Venequito’ ya se encuentre fuera del país. María, fui a buscar al legendario periodista de policiales, ‘El Sonámbulo’, para que me dé más luces sobre el tema.
LA OPINIÓN DEL SONÁMBULO
‘Coleguita, a MacDowall se le acusa de cometer hasta veinticinco homicidios. El más cruel fue contra Manuel Corrales y tres acompañantes en el Callao. La familia también lo responsabiliza por el asesinato del hijo del tristemente célebre ‘Loco Aldo’. Era un maldito narcotraficante.
Todos estos asesinatos tenían que ver con la lucha del control de los ‘cupos de construcción civil’, pero sobre todo con el control de los premiados containers de droga en el puerto del Callao. Lo más alucinante es que, al parecer, su esposa estaba muy involucrada en todos sus negocios ilícitos.
Esta guerra en el Callao tiene para rato. Y que sirva de ejemplo para aquellas mujeres a quienes les gusta ser novias o esposas de delincuentes para tener lujos y dinero, pero que no saben que toda esa plata mal habida está llena de sangre y les puede rebotar en la cara’”. Pucha, qué terrible historia. Prefiero ser pobre, pero honrada. Me voy, cuídense.
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