Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tacu tacu de frejoles con lomito al jugo. Para tomar pidió una jarra de té caliente. “María, el mundo está en peligro de desaparecer por culpa de los mismos seres humanos. No solo estamos depredando miles de hectáreas de bosques y selvas en los cinco continentes, sino que los gases contaminantes de la industria provocan el deshielo de los glaciares y hacen un hueco en la capa de ozono.
Encima, de un tiempo a esta parte, mucha gente suele hacer caminatas hacia montañas y zonas apartadas, donde deja toneladas de desperdicios que nadie puede recoger. En Marcahuasi, la meseta con formaciones rocosas en las alturas de Lima, grupos de visitantes arrojan sus desperdicios, como botellas y latas de licor y otros.
Igual pasa en las zonas de las cataratas de Canta, donde cada feriado acude una masa de gente en busca de baile, borracheras y hasta se arman conciertos de música chicha. Debemos tener más consideración con la naturaleza. No destruyamos los lugares hermosos, dejémosle esta herencia a nuestros hijos y nietos. No seamos egoístas. Si buscan diversión, váyanse a una discoteca o chichódrómo.
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