Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofado de res con arvejitas, papas, zanahorias, arroz blanco graneadito y, para la sed, un emoliente friecito. “María, los casos de coronavirus siguen aumentando en el Perú, con lo que cada vez más gente se pone nerviosa y actúa de manera irracional. No cabe duda de que la ignorancia puede ser más peligrosa que el temido coronavirus. Pese a los anuncios de las autoridades de que no habrá desabastecimiento en las bodegas y mercados, incontables personas siguen comprando cantidades exageradas de alimentos, papel higiénico, alcohol, gel antibacterial, toallitas húmedas y muchos otros.
Está bien preocuparse por el bienestar de la familia, pero esos comportamientos son insensatos y perjudiciales. Primero porque, como ya se dijo, no habrá escasez de alimentos, de papel higiénico ni de ningún otro producto.
Segundo, porque ir a comprar de forma irracional lo único que hará es que aumenten los precios. La ley de la oferta y la demanda funciona siempre en cualquier circunstancia y esta no es la excepción. Ante la desesperación de miles de personas por adquirir ciertos productos, estos subirán de precio. Incluso, los esconderán para venderlos después más caros, pese a que la especulación es un delito penado por ley. En los mercados ya han subido el precio de la papa, camote, limón, cebolla y otros. Y si la alta demanda continúa, será peor. No le hagamos el juego a los aprovechadores.
Y tercero, correr a las bodegas y supermercados a vaciar los anaqueles demuestra una total falta de empatía y solidaridad con el prójimo, que podría ser contraproducente. El que compre sin límites estará bien provisto de alcohol, jabones y otros para desinfectarse bien, pero de qué le servirá si muchos peruanos, por su culpa, quedarán sin conseguir esos productos y, al no poder asearse de manera adecuada, enfermarán y le transmitirán el mal a él y a otros.
Por eso decía que la ignorancia es peor que la enfermedad y puede matar. Es hora de tranquilizarse y actuar de manera inteligente y responsable. Si el gobierno decretó la suspensión de clases en los niveles escolar y superior, entonces tratemos de que nuestros hijos no salgan de casa o lo hagan lo menos posible.
Fomentemos el correcto lavado de manos, alimentémonos bien para tener las defensas altas y no hagamos caso a informaciones de dudosa procedencia que lo único que hacen es desinformar y asustar. Debemos estar conscientes de que la prevención es la clave y dejar de creer, entre otros mitos, que quien se enferma de coronavirus está sentenciado a morir. En realidad, es un porcentaje bajo el de las personas que pierden la vida”. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.