Mi amigo, el fotógrafo Gary, me cuenta que en sus comisiones de día ve en la calle mucha gente. Esta situación preocupa pues así será más complicado derrotar al coronavirus. “María, numerosas personas se sienten estresadas por el aislamiento social y el miedo de morir o perder a un ser querido. Los ancianos son los que más sufren, pues forman parte del grupo de riesgo. Encima, no pueden recibir el abrazo ni los besos de sus hijos y nietos, lo que puede llegar a deprimirlos.
Por eso es importante conservar el ánimo siempre arriba, por nosotros mismos y para darle fuerzas a quienes amamos. En estos tiempos de pandemia, circulan en todo el mundo ingeniosas frases de optimismo que quiero compartir contigo, porque valen la pena para comprender el esfuerzo que hoy hacemos:
- Como hoy te quedaste en casa, hay trillones de coronavirus que no han podido encontrar un nuevo huésped y han muerto. Quería que lo supieras, porque hay que contar también las bajas del enemigo para mantener alta la moral de la tropa.
- Tal vez estamos empezando a comprender que nadie se salva solo, que las fronteras no existen, que la salud es un derecho universal, que la economía puede esperar, que la vida es frágil y que protegerla es un deber colectivo.
- Hay que ser como un cactus, adaptarse a cualquier momento, tiempo y circunstancia, ser fuerte y, aun así, nunca olvidarse de florecer.
- Si no puedes controlar lo que está pasando, intenta controlar cómo reacciones a la situación. ¡Ahí es donde está el poder!
- Aislados hoy, para que cuando nos volvamos a juntar nadie falte.
- La paciencia no es la capacidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperas.
- Calma en el alma, que la vida se encarga de explicar las cosas que hoy no tienen sentido.
- Lavado de manos frecuente con agua y jabón. Es un hechizo simple pero inquebrantable.
- La imaginación es la mitad de la enfermedad. La tranquilidad es la mitad del remedio y la paciencia es el comienzo de la cura.
- En las crisis conocemos nuestra capacidad de reinventarnos, de fluir, de resolver y de darle la vuelta. Si estás leyendo, no te paralices ni caigas en pánico. Será peor.
- El mundo no va a cambiar. El mundo ya cambió. Ahora nos toca a nosotros.
- Cuando termine todo esto, porque terminará, quiero que el mundo se llene de primeras veces. Otra vez. Me voy, cuídense.