Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pepián de maíz con su adobo de pavita, sarsa criolla y arrocito blanco. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, así como Machu Picchu o el pisco, la gastronomía nacional se ha convertido en nuestro estandarte de exportación más preciado. Gracias al esfuerzo de empresarios privados y cocineros como Gastón, Astrid y Virgilio Martínez, entre otros, la comida peruana poco a poco va conquistando el paladar de millones de personas en el extranjero.
Ahora es posible ver restaurantes peruanos en lugares tan disímiles como Dubái, Miami, Nueva York, Londres o Madrid. También hay en Hong Kong, Filipinas, Beijing y México. Ciertamente y despojándonos de cualquier chauvinismo, para quien ha tenido la oportunidad de viajar a varios países y probar su gastronomía, la nuestra es inmensamente superior. Por su variedad, riqueza y excelente gusto, somos los mejores cocineros del mundo. El Perú no tiene una sola gastronomía. Hay varias. Tenemos la comida arequipeña, la huancaína, piurana, selvática, limeña y trujillana. Nosotros hacemos maravillas con el cuy, el pollo, el cabrito, la res, la pavita, el pato y la gallina.
Debido a que somos un crisol de razas y cultura, hemos fusionado la cocina árabe, africana, española, china y japonesa, resultando lo que se llama cocina peruana, así, a secas. Nada se compara a nuestro chifa, la versión nacional de la comida china. Nuestro tallarín saltado le gana por goleada a los espaguetis italianos, lo mismo que el pollo a la brasa a los pollitos chicken norteamericanos. El cebiche es sinónimo del Perú. Al peruano le gusta cocinar, hombre o mujer, hacen maravillas con ollas, sartenes y fuego. Por eso hay tantos emprendedores que ponen su carrito, carretilla o abren un pequeño restaurante. En la comida no hay pierde. A todos nos gusta comer rico y bastante. Por eso, si quieres poner un emprendimiento sigue estos consejos:
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