Mis amigos periodistas, el fotógrafo Gary y el redactor gigantón ‘Barney’, llegaron al restaurante por sus tallarines al pesto con su churrasco encima y su jarrita de cebada calentita. "María, nos encontramos en la puerta del diario con El Sonámbulo, quien recién acaba de llegar de vacaciones.
'Coleguitas, me enteré de la espeluznante ‘Masacre de Barranca’, donde fueron brutalmente asesinados el abogado laboralista Jairo Saldaña (45), su madre Ricardina (64), su hermano mayor John (47) y su hijo Daniel (14). Llamé a mi amigo, el general, para que me cuente los detalles de la investigación.
Cuando la policía llegó a la escena del crimen y vio todos los cuerpos amarrados, maniatados y con capuchas en la cabeza, pensaron que se trataba de un ajuste de cuentas entre bandas que están enfrentadas por tráfico de terrenos, drogas y extorsiones. Pero al ver que estaban amarrados con prendas y cuerdas obtenidas en la misma casa, sospecharon que había algo raro.
Barney -dijo El Sonámbulo- la madre y el sobrino del abogado recibieron terribles golpes en el rostro y cuello. Los ‘sabuesos’ de Homicidios llegaron a la conclusión que el motivo fue un robo que se les fue de las manos. Torturaron salvajemente a la madre del abogado, seguramente para obligarla a que diga dónde estaba el dinero.
Puede ser que la señora muriera por los golpes y optaron por no dejar testigos y mataron a todos. ¿Pero cómo ingresaron sin forzar la cerradura? ¿Tenían un cómplice dentro de la casa? Decidieron investigar la vida privada del abogado y descubrieron que de día era un profesional ejemplar y asistía a una iglesia cristiana, pero de noche hacía ingresar al departamento a menores de edad, con quienes inclusive se tomaba fotos en su dormitorio.
Pero una de ellas, de catorce años, con quien habría mantenido una relación, ‘Cataleya’, es la principal sospechosa de ‘centrarlo’ y abrir la puerta a sus compinches. El ‘Doctor Jairo’ nunca averiguó que ‘Cataleya’ desde los trece años mantenía una relación sentimental con Beto Hurtado Huerta (19) ‘Gato’, sicario de ‘Las hienas de Barranca’, preso en el penal de Carquín, Huacho.
Desde que cayó en prisión, la adolescente, que trabajaba de mesera en un bar, habría-según la policía y testigos- mantenido una relación intensa con el abogado, quien la ayudaba económicamente. Además, según la revista ‘Hildebrant en sus trece’, la muchacha le llevaba ‘amiguitas’ de su edad y el letrado les daba por ello ‘buenas propinas’.
Una de ellas sería una joven venezolana apodada ‘La chama’. Estas relaciones peligrosas le habrían costado la vida no solo al abogado sino a sus inocentes familiares. Desde que se cometió el crimen, ‘Cataleya’ y ‘La chama’ son buscadas intensamente por la policía. Solo ellas podrán ‘cantar’ para dar con los nombres de los malditos verdugos'. Pucha, qué terrible historia. Me voy, cuídense.