Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una cachemita frita servida con arrocito blanco, sarsa y harto ajicito molido. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, hace unos días se inauguró el ‘Foquita mall’ en el sur de Lima. Este centro comercial es propiedad de Jefferson Farfán y un grupo de socios, que tuvieron la visión de poner un negocio en la zona de expansión de la capital.
Según las noticias, es todo un éxito. Bien por la ‘Foquita’. Este exjugador salió de muy abajo y gracias a su talento jugó en importantes equipos de Europa, como el PSV, Schalke 04 y Locomotiv, además de un club de Arabia. Farfán no es como otros futbolistas que desperdiciaron su dinero en juergas, mujeres, drogas y compras inútiles. Supo ahorrar e invertir en el momento preciso. Además, se asesoró muy bien.
Siempre lo he dicho. Uno siempre se debe rodear de personas correctas para crecer en la vida. Nada de vagos, vividores o viciosos. La carrera de futbolista es muy corta y si no ahorras terminarás de viejo pidiendo limosnas.
Jefferson pensó en el futuro y, además, es buen hijo. Fue precisamente su mamá, doña Charo, quien le aconsejó comprar un terreno en el kilómetro 40 de la antigua Panamericana Sur y poner un negocio. Que los demás jóvenes y deportistas se vean en ese espejo de persona ganadora. Aprovechen sus épocas de vacas gordas para invertir bien y no despilfarrar. Muchas veces la plata malgastada no regresa. Está bien la diversión y el relajo, pero de manera medida, sin poner en riesgo nuestro futuro.
- Ahorra siempre para las épocas difíciles o para poner en realidad tu sueño.
- Rodéate de gente valiosa, que sean más preparados o ingeniosos que tú. Recibe los buenos consejos.
- Sé siempre un buen hijo y un tipo agradecido con los que te ayudan.
- Desconfía de los vagos, ayayeros, viciosos y vividores. Esos son los primeros que se alejan cuando no tienes nada.
- Vive tu presente, pero siempre mira al futuro”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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