Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sabroso arroz con pollo, con papitas y zanahoria, rocotito molido y una ensaladita fresca. También pidió una jarrita de refresco de carambola. “María, es indignante cómo una joven argentina, a la que nuestro país le abrió las puertas y le dio trabajo, se exprese de los peruanos con calificativos despectivos o hasta discriminatorios. El polémico audio con la voz de , quien hasta hace poco era integrante del programa ‘Combate’, remeció las redes sociales y la opinión en la calle y muchos hogares al conocerse que se refirió a los peruanos como . No se debe tolerar la ofensa ni otro tipo de agravio a peruanos y tampoco si se hubiese referido a gente de otro país. ¿Qué personas contrata la televisión? Al parecer estaba ebria, pero ni pide disculpas ni desmiente que sea su voz.

Julieta Rodríguez consiguió protagonismo, ‘facturó’ y no se puede negar que se volvió un referente para muchos adolescentes y niños que la seguían en televisión; sin embargo su nombre no ha escapado de estar vinculado a videos íntimos y hasta escándalos ligados a prostitución.

Hay extranjeros que han venido al Perú buscando trabajo y otros que, incluso, generan puestos laborales y qué bueno que sean parte de los hombres y mujeres que sacan adelante a nuestro país, pero no nos quedemos en la comodidad de dejar que nuestros chicos crezcan siguiendo a jovencitos que se vuelven ‘ídolos de barro’, sin respeto por sí mismos y menos por los demás. La televisión –medio poderoso para llegar a los hogares- no debe ser vitrina de personas que no muestran buenos valores y solo están interesados en el dinero fácil.

En ese sentido, la crítica no va solo contra Julieta Rodríguez. Hay que tener mayor y mejor selección de las ‘figuras’ de televisión. No se puede permitir que un acusado de proxenetismo o de ‘colocar’ mujeres por dinero esté de comentarista en un programa en las mañanas. Increíble.

Hay que seleccionar contenidos. Lo ‘más visto’ no siempre es lo más bueno o lo mejor. Ni para nosotros ni para nuestros niños.

Cada persona es única y valiosa y nada tiene que ver su rostro, cuerpo, color de piel, apariencia, dinero o vestimenta.

Enseñe con buen ejemplo y converse con sus hijos que el respeto es hacia uno mismo y hacia los demás.

Trabajo digno y valores como el respeto y la humildad, son algunas pautas básicas que deberíamos considerar para el cariño y la ‘fama’ que asignamos a personas públicas”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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