Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su arroz con mariscos a lo macho con salsa criolla y bastante rocotito molido. Para tomar, se pidió una jarra de chicha morada heladita.
“María, hace unos días llegó a la Redacción mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha, quien estaba impecablemente vestido. Recordó cómo conoció a Juan Carlos Orderique, sí, ‘el rey de la previa’. Me relató su reencuentro en los pasillos de América Televisión: ‘Después de hacerle un reportaje a la adorada e inimitable Yola Polastri, quedé impresionado al ver a un niño flaquito, seriecito, con pelito en la frente, entrevistando a César Hildebrandt en la secuencia ‘El Americanito’. Era Juan Carlos Orderique. Pasó el tiempo y nos reencontramos en el canal de Santa Beatriz. Grababa una secuencia para su programa ‘Sí va a salir’, vestido de Papá Noel. Y pensar que su guerrera madre chiclayana tenía que alquilar su ternito, en el mercado de San Juan de Miraflores, dejando 3 soles y libreta electoral, para que actúe en ‘Hola Yola’. Al pasar un niño con scooter, me tocó el hombro con los ojos húmedos y me dijo: ‘Hermano, en Navidad mi madrecita me regaló un triciclo de fierro para pedalear’.
Nos veíamos en los entrenamientos, correteando a los jugadores, poniendo micrófonos. En el estadio Nacional abrió su corazón entre los colegas repartiendo trozos de panetón de bolsa más gaseosas. Y nos matamos de risa con sus chistes. Ahí aclaró que la forma de reírse es herencia de su mamá. Solo la familia unida seguía sus inicios en Canal 33. Después, su inagotable chispa y carisma lo llevaron a cubrir el mítico Mundialito de El Porvenir, donde comió ‘siete colores’. Años más tarde haría enloquecer a la barra peruana, la mejor del mundo en Rusia 2018.
En la cúspide de la fama, caminando por la avenida Manco Cápac, un vendedor ambulante detuvo su triciclo y le pidió tomarse una foto. Con su habitual sencillez, agarró el inmenso megáfono y exclamó: ‘¡Esto sí va a salir!’. Y le compró todas las manos de plátanos. Nos divierte con su piel blanquirroja. Por eso, su reina preciosa le puso el nombre de su ídolo, el buen Juan Carlos Oblitas. De buscarla en eventitos, ahora produce megaeventos corporativos y siempre con las zapatillas en tierra. Soltó lágrimas del alma y volvió como el ave fénix’”. Pucha, el señor Malcom Mendocha siempre se codea con grandes figuras. Me voy, cuídense.