El fotógrafo Gary llegó al restaurante por una chuleta de chanchito doradita, con arroz blanco, papa huayro sancochada, ensalada de cebolla con hierbabuena, rocoto y, para la sed, una chicha morada.
“María, por mi trabajo como reportero gráfico durante tantos años he visto casos de todo tipo que ya poco me sorprende. Pero no dejan de llamarme la atención los cambios en la juventud de hoy si la comparo con la de mi tiempo. Ahora muchas chicas están con un muchacho con el que se toman selfies y escriben en sus redes que se aman para siempre, pero al día siguiente salen con otro y se están besando como si nada. Hay chiquillas que no llegan a la mayoría de edad y demuelen hoteles con tipos mayores que podrían ser sus padres, porque les dan regalitos o una propina.
Las ‘chicas positivas’, llamadas así porque dicen sí a todo y no conocen la palabra ‘no’, compiten entre ellas en fiestas sin control para saber cuál es la que puede tener sexo con más tipos. En esas reuniones se consume alcohol, drogas y el sexo sin protección, con lo que se transmiten enfermedades venéreas, algunas incurables, y embarazos no deseados. Tal vez muchos padres no han oído de estas fiestecitas y pueden creer que miento o exagero, pero existen. Por eso los padres siempre deben preguntarse si realmente saben dónde están sus hijos.
Muchos salen de casa diciendo que van al colegio, y se meten a esas reuniones. Los riesgos que hoy corren los chicos son más numerosos que hace unos años. Internet es una puerta que usan pervertidos, violadores para contactar a niños y adolescentes. Hoy los padres no pueden cometer la ingenuidad de creer que su hijo está seguro si permanece en casa. Falso. Si un muchacho o muchacha tiene acceso a Internet, hay que tener muchísimo cuidado. Podrían estar en su cuarto conversando, siendo convencidos por enfermos que solo buscan dañarlos.
Esas conversaciones se pueden dar durante días, semanas y hasta meses sin que los padres se enteren. Los pervertidos son grandes manipuladores y saben ser pacientes para lograr sus cochinos propósitos.
La clave está en dialogar con los hijos, en darles buen ejemplo con un comportamiento decente, en llenarlos de amor. No hay que temer abrazarlos, besarlos y decirles que los amamos. Pero también hay que saber imponer respeto y disciplina, sin violencia, pero con firmeza, con castigos adecuados, nada de golpes, ni gritos, ni humillaciones, sino, por ejemplo, quitándoles la televisión unas horas, un día o más, dependiendo de la falta.
Los padres tenemos la obligación de cuidar a los hijos, de guiarlos para que no se metan en problemas tontos, como esa reunión extraña, en la que un jugador de Alianza Lima y otro del Boys terminaron siendo acusados de violación. Situaciones como esas te malogran la vida para siempre. A ellos y a la jovencita que los denunció”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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