Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines verdes con un churrasco jugosito montado y un refresco de maracuyá heladito. “María, uno se siente indignado con los salvajes asesinos del cambista Orlando Curi Quispe, un policía en retiro que se ganaba la vida cambiando moneda extranjera en la puerta de un banco en la cuadra siete de la avenida del Ejército, en Miraflores, y que fue baleado sin misericordia.
Se trata de un distrito donde hay bastante vigilancia policial. Y pese a ello, los ‘marcas’ no se hacen ningún problema para asaltar y matar. El jefe de la Región Policial Lima, general Gastón Rodríguez, contó lo ocurrido la tarde del miércoles, cuando un cliente del banco salió casi a la hora de cierre para hacer una transacción con Orlando Curi. El alto oficial señaló que en ese momento aparecieron los cuatro ‘marcas’ con cascos negros en dos motos lineales para robarles el dinero. El cambista, por cuyas venas seguía corriendo sangre de policía, no dudó un segundo en sacar su arma de fuego y enfrentarse a los criminales.
Lamentablemente, al estar en inferioridad numérica, recibió tres balazos en el tórax. Fue llevado de emergencia a la clínica Anglo Americana, donde dejó de existir. Un policía de las Águilas Negras en moto que estaba por el lugar escuchó los disparos y se metió en contra del tráfico para alcanzar a los delincuentes. Así, pudo capturar a Jordan Reyna Huayas, ‘Jordan’, quien tiene antecedentes por robo. El general Rodríguez señala que todo indica que ‘Jordan’ habría sido el que disparó al cambista con una pistola marca Colt. En el lugar también hallaron otra arma de fuego, una Bersa calibre 9 milímetros.
El general expresó su indignación porque una de las balas de esta pistola es una dum-dum, cuyo uso está completamente prohibido. Ni los militares tienen permiso para emplearlas. Se trata de munición en cuya parte superior del casquillo se le hace una hendidura. Así, cuando entra en contacto con el cuerpo, se fragmenta y se expande, causando gravísimas y dolorosas lesiones. O sea que a estas miserables lacras no les basta con balear a sus víctimas, sino que además quieren malograrlas de por vida o matarlas de la forma más horrible.
Estas hienas están sedientas de sangre, sienten placer haciendo daño, causando dolor a sus víctimas y a sus familiares. Tienen pus en el alma y ya no son recuperables. Los fiscales y el Poder Judicial deben tener en cuenta su tremenda peligrosidad y sus niveles de crueldad para aplicarles todo el peso de la ley y no premiarlos con escandalosos arrestos domiciliarios y beneficios penitenciarios que les permitan volver a las calles. Estas alimañas deben pudrirse en prisión de por vida. Vamos a estar a la expectativa para conocer cuál es el destino de este peligroso asesino”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.