Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un rico mondonguito a la italiana con arroz bien graneado, rocotito y, para la sed, un jugo de maracuyá friecito. “María, no puedo imaginar el dolor que deben sentir los padres de la universitaria Deysi Vega Bautista, de 21 años, quien falleció tras una penosa agonía de dos semanas, luego de que tres malditos que iban en un auto en movimiento la arrojaron de forma violenta al piso para robarle su mochila y la arrastraron varios metros. El asalto ocurrió en Comas, cuando la joven estaba a punto de llegar a su casa. Pero cayó de espaldas, se golpeó el cráneo y la columna, que sufrieron graves daños, por lo que quedó parapléjica. O sea que si hubiera logrado sobrevivir, hubiera permanecido discapacitada para toda su vida. Esa chica alegre, llena de vida y con sueños como cualquier joven, cursaba el último año de la carrera de Ingeniería Ambiental. Estaba haciendo algo por su vida, por su familia y por el Perú, pero todo fue truncado por unos salvajes que no respetan nada y que en estos momentos están libres, seguramente robando y causando graves daños a otras personas.
La inseguridad ciudadana cada día está peor, los delincuentes roban, lesionan y matan sin pensarlo dos veces porque casi siempre no les pasa nada, así que el presidente Martín Vizcarra debería centrar todos sus esfuerzos en tratar de resolver este grave problema, en lugar de andar recibiendo en Palacio de Gobierno a personajes como Óscar Medelius, quien fue amigo del siniestro Vladimiro Montesinos y que estuvo preso por la masiva falsificación de firmas que permitió la reelección de Alberto Fujimori en el año 2000. Como si fuera poco, es abogado del condenado por narcotráfico Gerson Gálvez Calle, ‘Caracol’. Con esos antecedentes, el primer mandatario debería tener más cuidado en elegir a las personas con las que se reúne. Todos andamos con el miedo constante de que maten a nuestros seres queridos, ya sean hijos, padres, hermanos o pareja. No es justo que miles de adolescentes y jóvenes salgan de su casa a estudiar o trabajar y no sepan si regresarán a casa porque las calles están llenas de criminales cobardes y sanguinarios. Los padres de Deysi Vega exigen justicia, que se capture a los asesinos de su hijita y, como no hay pena de muerte, que los metan a una prisión para que se pudran por el resto de sus vidas. Ojalá el presidente Vizcarra centre sus esfuerzos en tratar de ponerle freno a la delincuencia”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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