Mi amigo Gary, el fotógrafo, llegó al restaurante por sus tallarines verdes con bistec apanado y su queso parmesano ralladito, además de su jarra de emoliente tibiecito. “María, muchas veces en la vida nos encontramos con un dilema, una especie de guerra interna entre el deber y la necesidad. Por ejemplo, si alguien ve que a una persona se le cae un billete en la calle, no sabe si recogerlo para entregárselo a su dueño o metérselo a los bolsillos. Si opta por la primera opción, esa persona estaría demostrando que es honrada. La honradez es una conducta que está relacionada con otros valores como la sinceridad, la verdad y la justicia. Ser honesto es también no sacar ventajas de las posibles debilidades o situaciones de inferioridad de otras personas. Somos las personas mayores, principalmente los padres, quienes tenemos la responsabilidad de inculcarles el valor de la honradez a los niños. Hay que advertirles, con las palabras y el tono adecuados, las consecuencias que trae el hecho de ser deshonesto. Hacerles entender que la honradez no solo es motivo de respeto y admiración para los demás, sino también de tranquilidad, satisfacción y felicidad para uno mismo. Aquí te dejo algunas maneras de enseñarles a los hijos a ser honrados.
- Predica con el ejemplo. Actuar con honradez es la mejor manera de educar. Los hijos tienden a imitar lo que ven y si son testigos de un acto deshonesto, asumirán que es normal o justificable.
- Habla con tu hijo sobre lo que es y no es la honestidad. Explícales situaciones cotidianas o noticias relacionadas con la honradez.
- Enséñale que debe partir desde la honestidad consigo mismo. Si cometió una falta, debes mostrarle en qué no fue honesto o causó daño. Ello le ayudará a ser consciente de lo adecuado o esperado en futuras situaciones.
- Explícale que los bienes materiales o intelectuales ajenos se deben respetar, así como deseamos que nadie se apropie de nuestras cosas.
- Hazle saber que un comportamiento honesto genera buenos amigos y un reconocimiento moral positivo en los demás.
- Háblale sobre la conducta de las personas honradas. Por ejemplo, que ser honestas es esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los demás sin esperar nada a cambio.
- Si es niño, para explicarle la importancia de la honradez, recurre a algún cuento. Hay muchos y tienen aleccionadoras moralejas”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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