Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una pachamanca de tres sabores con chancho, pollo y carnero. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, el sábado último el cruel asesino neerlandés Joran van der Sloot intentó quitarse la vida en su celda del penal de Challapalca.
Un agente lo halló colgado de la tira de una colcha. El extranjero, quien asesinó a Stephany Flores en mayo del 2010, cumple una pena de 28 años. Cuando salga, será extraditado a Estados Unidos para cumplir otra pena de veinte años por la muerte de Natalee Holloway.
Al parecer, las duras condiciones de su encierro, a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar, alejado de todo, influyó en su decisión. Ya lo había dicho días antes el hampón venezolano Héctor Prieto Materano, ‘Mamut’, del ‘Tren de Aragua’: ‘Challapalca es un infierno, un frío insoportable’.
Esto debe hacer pensar a las autoridades para que construyan más penales en la puna. Verdaderas fortalezas para encerrar a los delincuentes más peligrosos y avezados. Donde nadie los visite o sea tan difícil su acceso que no se atrevan a viajar. Nuestra sierra tiene muchos de estos lugares.
Debemos hacer que los delincuentes teman terminar con sus huesos en esas cárceles. Ya que poner en funcionamiento nuevamente el penal de El Frontón sería muy caro, se debe levantar más reclusorios a más de 4 mil metros, para que los extorsionadores, asaltantes, asesinos y secuestradores paguen sus culpas. Nada de tenerlos en Lima donde reciben visitas, están con sus secuaces y hasta tienen televisores y celulares.
Las personas que delinquen y atentan contra la tranquilidad de la ciudadanía, deben ser tratadas con mano dura y rigurosa. Nada de darles comidita, abrigarlos, talleres de peluches Hello Kitty, duchas o actividades al aire libre.
La cárcel debe ser un infierno para las lacras de nuestra sociedad y que cuando salgan lo piensen bien antes de volver a delinquir. El presidente José Jerí debe encaminar esas obras antes de acabar su mandato”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
