Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su olluquito con carne, arroz blanco graneadito y rocotito molido. Para calmar la sed, pidió una jarra de agua de manzana bien fría.
“María, nuestra sociedad me entristece cada vez más. Todos los días vemos crímenes feroces, asaltos sanguinarios, pues la vida parece no valer nada para los delincuentes. Es difícil pensar que estos sujetos en algún momento fueron niños que tuvieron nobleza en su corazón. Para el psiquiatra Carlos Bromley, la metamorfosis se da en el crecimiento, con la ausencia de los padres en casa, en la soledad de sus pensamientos y la falta de amor.
“Los hijos son como árboles, los cuales crecen de acuerdo a la raíz que tengan. Si criamos niños sin darles la atención debida, ellos crecerán a su suerte y como sea”, señaló Bromley. A los hijos hay que amarlos y protegerlos desde chiquitos. Ellos entienden todo y se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor. Por eso la importancia de darles amor, comprensión y de hablar con ellos, especialmente en la adolescencia, cuando reciben también la influencia social. Los padres debemos sentarnos con nuestros hijos, conversar con ellos, aconsejarles y no olvidar que es nuestra responsabilidad si ellos se equivocan.
Tenemos que educarlos con amor e imponer disciplina sin golpes, gritos ni humillaciones. Los chicos no pueden crecer sin normas.
En el colegio les enseñan a leer, a sumar y restar, pero somos los padres los encargados de forjarlos como hombres y mujeres de bien, que sepan respetar al prójimo, aunque no estén de acuerdo con ciertas costumbres o ideologías. Es importante enseñarles a ser solidarios, a preocuparse por el prójimo.
Ahora que los niños regresan al colegio, es un buen momento para integrarnos con ellos, ayudándolos con sus tareas, estar pendientes de sus necesidades y en lo que deben reforzar. No solo es pagar el colegio o matricularlos, sino caminar con ellos de la mano. Festejar sus triunfos y levantarlos cuando lo necesiten. Jamás hay que burlarse de sus sentimientos, pues podrían perder la confianza en nosotros para siempre. Los padres tenemos la responsabilidad más grande del mundo: criar y educar seres humanos con valores. Solo lo lograremos si nos aplicamos y les dedicamos tiempo.
A veces preferimos el celular, la televisión y hasta conversar con los amigos antes que estar con los chicos. Esta indiferencia, con el tiempo, nos puede costar muy caro. Por eso, hay que pensar antes de decirle a tu hijo: ‘Ahora no, hablamos mañana’”. Pucha, Gary tiene razón. Está en nuestras manos cambiar nuestra sociedad. Me voy, cuídense.