El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su lomo saltado con arroz blanco y su jarra de cocona heladita. “María, me encontré con mi hermano, el huaralino Teófilo Pariazca, el periodiquero más famoso de Miraflores, al costado del ‘Vivanda’. ‘Gary, me vengo de visitar al gran Eusebio ‘Chato’ Grados, tú sabes que es uno de los más grandes artistas vivos que hay en el país. Hoy está enfermito. Me cuenta que necesita urgente un trasplante de riñón.
Muchas veces hice giras triunfales con el músico nacido en Atacocha, un pueblito minero en Cerro de Pasco, allí donde el diablo perdió el poncho. Gary, sácale una nota, él me preguntó por ti... Cómo no me iba a acordar. Recién empezaba en el periodismo y se desató la famosa guerra del ‘Pío pío’, una canción que se hizo más popular que las salsas y los temas de rock. Las dos versiones eran notables: La de Grados en sociedad con Luis Anglas y la de Amanda Portales. Entrevisté a Amanda y me faltaba el 'Chato' Grados.
Me había citado a su casa, en Breña. A las nueve estaba con una redactorcita rubia de la Católica. Inexperta. La señora salió y dijo: ‘Señorita, mi hijo no está’. Pero él nos citó. ‘Lo que pasa es que tuvo que viajar a Cerro de Pasco de urgencia anoche’. Gary, vámonos, dijo la colorada. Pero yo había visto de reojo que en la mesa habían varias botellas de cerveza vacías, pero dos llenas y un vaso.
¡El 'Chato' Grados estaba en la casa festejando! Al toque tocamos la puerta otra vez. Abrió la doña. Señora, su hijo está allí. ‘Sí, pero está indispuesto’. Señora, la guerra del ‘Pío pío’ nunca acabará si no recogemos las dos versiones. ‘Bueno, pasen’. Mientras su mamá le daba dos tazas de café bien negro, el músico nos contó parte de su alucinante vida. Hijo de un recio minero. ‘Viví todas las penurias de la explotación de las grandes compañías extranjeras. Por eso mi padre no quería que sea minero’. ‘Hijo, a ti Dios te dio una buena voz’, me dijo.
Pero yo cantaba en las fiestas del sindicato y quería ser minero y sindicalista. La patronal se enteró y mandó que me arrestaran por gusto. Cuando salí, mi padre me dijo: ‘Los dueños de la mina no te quieren, van a traer a unos abigeos de Huánuco para desaparecerte, toma esta bolsa con comida, ándate en este caballo hasta Jauja y de allí toma un bus a Lima. Lo tuyo es el canto’.
Quién iba a pensar que 'Chato' Grados llegaría hasta ser presentador de TV con su programa ‘El mañanero andino’ y, en el 2008, se estrenó de escritor con su libro autobiográfico ‘El rey del pío pío’. El ‘Chato’ fue el fundador de un grupo femenino ‘Las chicas mañaneras’. El ‘Chato’ se merece un gran homenaje en vida. ‘Cantando zapateando por Huayucachi/cantando zapateando por Miraflores, pío pío pío, siempre me dices pío pío por mi corral’. Un clásico de clásicos, María”. Pucha, ojalá que el ‘Chatito’ consiga su riñón. Me voy. Cuídense.