El fotógrafo Gary llegó apurado al restaurante y se pidió un pollito al horno con arroz bien graneadito, ensalada rusa y una jarrita de anís bien caliente para combatir el frío.
“María, cada día vemos por televisión imágenes de asaltos donde los delincuentes son tan miserables que son capaces de disparar a matar por un celular o una mochila. Eso sucedió en Comas y un policía resultó con una herida de gravedad en la pierna. Gracias al buen trabajo de los efectivos de las ‘Águilas negras’ se logró capturar en pocos días al feroz Kevin Reyes Oblitas, ‘El Kevin’, de solo 20 años, quien ya tenía antecedentes por robo agravado y estaba libre.
Eso es lo que produce la corrupción en la Fiscalía y el Poder Judicial, donde por jueces como Walter ‘Verdecitos’ Ríos y César Hinostroza se libera a estos hampones a cambio de dinero.
Nadie está libre de que pueda ser asaltado, por esta razón, sería bueno tomar en cuenta los consejos de los expertos en temas de seguridad. Aquí van algunos:
Observar todo. Vea quién está a su alrededor y quién lo sigue a pie, en moto o auto.
Si cree que lo siguen, busque a un policía. Esto se llama ‘marcar’ a los ‘marcas’.
Cuando vaya al cajero automático y note algo extraño, no digite su clave y vaya a otro.
Sea discreto, no comente ni con sus familiares que va a cobrar un dinero, menos por celular o en lugares públicos.
Acompañe a los ancianos a cobrar su pensión.
Si es víctima de un robo, no se resista, porque los malhechores tienen el ‘dedo nervioso’ y pueden dispararle.
Si sale de casa, asegúrela muy bien. Hable con vecinos de confianza para que siempre le den un vistazo.
Trate de no tomar cualquier taxi en la calle. Aborde uno de confianza.
Si una mujer va a viajar en taxi, debe procurar que alguien la acompañe y tome nota de la placa del vehículo.
Siéntese en la parte trasera del taxi y, de preferencia, detrás del chofer. Siempre indique usted la ruta a seguir.
Evite caminar por las calles distraído mirando su celular. Ahora te matan hasta por un teléfono.
Si se ve en medio de una balacera, arrójese al suelo y colóquese tras algún objeto que lo proteja. Cubra a los niños con su cuerpo”.
Qué miedo, pero Gary tiene razón. Me voy, cuídense.