El fotógrafo Gary llegó al restaurante por uno de los platos que más le gusta: chanfainita con arroz blanco graneadito, canchita serrana y bastante rocotito molido. Después se pidió una jarrita de cebada caliente para bajar la grasita. “, me vino a buscar el célebre periodista de política, el veterano Cigarrito. No sé cómo es que no se le caen los pantalones, si no tiene nada de trasero. Es tan flaco que luce igual de frente que de perfil. Llegó con una casaca con capucha y los guachimanes casi se le tiran encima como los policías a ‘Zumba’, porque con esa vestimenta se parecía al ‘Flaco Larry’, uno de los ‘más buscados’ y por quien ofrecen recompensa. 

Cigarrito tuvo su época de oro, pero no se actualizó y vive recordando con nostalgia sus épocas de gloria. ‘Gary, la proliferación de canales de noticias en la televisión por cable ha vuelto flojos a algunos reporteros jóvenes. Siempre repetiré que el periodista se hace en la calle. Ahora, con el pretexto de que ‘hay mucho tráfico’ o ‘tenemos que cerrar temprano’, ya no van en busca de la noticia, sino que prefieren ver todo por televisión. Eso no está bien. Antes los reporteros ‘corríamos la cancha’, a veces sin movilidad propia, solo en micros y combis. Por ejemplo, el jefe de informaciones me cuenta que varios hasta fingen una enfermedad para evitar ser acreditados para las actividades oficiales por .

¡No pues, Gary! Eso era pena de cárcel en mis tiempos.
El inmenso y rubio director nos reunía en la redacción y leía los nombres de los escogidos para las acreditaciones de Fiestas Patrias. Primero decía: ‘Al Te Deum va Rondón. Cigarrito, tú ni hablar vas con él, el año pasado te apareciste resaqueado y con el ‘turronazo’ casi tumbas al cardenal. Rondón fue monaguillo en el colegio, podrá interpretar el sermón. Cigarrito, te vas al Congreso y me desmenuzas el mensaje presidencial. Tú, Giovana, a ti te gusta el chisme, te vas a las galerías y me chequeas cómo se comportan los invitados, las esposas, los hijitos del presidente, los ministros y congresistas. Tú, Villalobos, te vas a la barra de los apristas, te haces pasar por un compañero, de esos que van a meter ‘chongo’, y me traes una crónica sabrosa. 

Los que no están acreditados se quedan afuera del Palacio, del Congreso, de la Catedral. No quiero ver a nadie en la redacción mirando las musarañas. Solo un par de ‘policiacos’ se quedan en caso de que haya algún accidente con muertitos’. La cobertura de Fiestas Patrias era impresionante. Los que no estaban acreditados, juraban que el próximo año iban a estar en el Congreso. Para esa fecha, el director mandaba comprar treinta pollos a la brasa con sus gaseosas. En cambio, hoy la mayoría de noticias la sacan de la televisión. Recuerdo ese discurso de Fujimori, en el 2000, cuando ganó con fraude y una congresista se acercó a hacer bulla con una olla, mientras que afuera miles marchaban en contra del ‘Chino’. Los periodistas estábamos allí, en las calles, con nuestras máscaras lacrimógenas. ¡Qué tiempos aquellos!”. Pucha, ese señor Cigarrito fue un gran periodista, lástima que no guardó pan para mayo. Me voy, cuídense.

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