Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos frijoles con seco de res jugoso, arroz blanco graneado, salsa criolla y, para tomar, una manzanilla calientita. “María, llegó a la Redacción vestido elegantemente el periodista y marketero Malcom Mendocha.
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Al verme, se acercó y me dijo: ‘En el Circuito Mágico del Agua, durante la presentación de la colecta pública de la Liga de Lucha Contra el Cáncer, me reencontré con mi gran amigo de años, Federico Salazar, el inacabable y carismático conductor del noticiero matutino de América Televisión. Después de un interminable abrazo, se le acercó una jovencita voluntaria sosteniendo la clásica latita y le dijo: ‘Lloré mucho cuando te dio Covid’.
El también destacado filósofo la consoló conmovido. El más confiable y querido periodista no ha perdido su genuina humildad. Entonces recordé sus inicios, cuando dejaba sus primeras notitas en papel, en la recepción del diario El Universal, al costado del edificio Petroperú'.
‘Quién lo diría, hoy es columnista en El Comercio. Venía de un legado infinito. Su padre, don Arturo Salazar, dirigía el emblemático diario La Prensa. De estar sumergido en los libros, ‘Fede’ salió a las calles en busca de noticias. El gran salto a la pantalla chica fue como panelista en ‘Pulso’, en Canal 5. En el parque, un curtido jardinero arequipeño lo saludó con manguera en mano.
Tocando su hombro, correspondió: ‘Mi cariño a la ciudad Blanca, porque ahí despegué desde Canal 8, con Esta Noche’. Tiene gran corazón por los niños. Puso en aviso a los políticos, trascendiendo con su programa ‘Pequeños Gigantes’, junto a su esposa Katia Condos, talentosa actriz.
Con su habitual chispa sostiene que ni Twitter tiene porque está pendiente de sus seis hijos. Viendo a una anciana, con los ojos humedecidos, confesó: ‘Mi madre Alicia fue luchadora, como toda mujer peruana. Me enseñó a escribir y ser responsable’”. Pucha, ese señor Mendocha conoce a bastante gente famosa. Me voy, cuídense.
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