
A mi amigo, el fotógrafo Gary, le tocó trabajar ayer domingo y llegó al restaurante para almorzar. Se pidió un pollito a la olla con arroz blanco graneadito, papita amarilla, ensalada fresca y una jarrita con manzanilla calientita porque hacía frío. “María, me preocupa que cada vez hay más gente violenta en las calles. Es evidente que vivimos una de las peores épocas de la inseguridad ciudadana y eso tiene a la gente asustada y también con mucha angustia.
Se vive un estrés cotidiano por la ola criminal, la falta de dinero y la pérdida de valores. Ya nadie respeta nada. Los choferes se pasan las luces rojas del semáforo impunemente y se pelean en las avenidas. No hay policías por ningún lado. Y menos en las noches. Es la ley de la selva.
Muchos no pueden controlar la rabia, la frustración, la ansiedad y terminan explotando de la peor manera, dañando al prójimo y a ellos mismos. Cada vez esta situación empeora, lo que demuestra que en nuestro país no existe una política de salud mental. Tenemos un déficit importante de psiquiatras y psicólogos. A esto se suma la negativa de la gente a tratarse con este tipo de especialistas, pues, lamentablemente, se cree que quien los necesita es ‘un loco’ o un ‘débil de emociones’.
Si acudimos al médico porque nos duelen las muelas o el estómago, por qué no ir al especialista en la mente, que es la parte fundamental del organismo. El cerebro es el centro donde se originan y se controlan las emociones, los sentimientos, la inteligencia, la memoria, la imaginación. Ahora, te dejo algunos consejos para relajarse ante situaciones de tensión:
- Identifica las señales de alarma. Es bueno saber cómo reacciona tu cuerpo en situaciones de tensión, pues así sabremos cómo controlarnos.
- Respira y empieza a contar. Cuando estés nervioso o en situaciones complicadas, cuenta lentamente. Al estar relajado, actuarás mejor y no por impulso.
- Nunca te dejes llevar por la ira, podrías hacer cosas que no tengan solución y no solo te harás daño a ti, sino también a tu familia”.
Pucha, mi amigo Gary siempre habla con la verdad. Me voy, cuídense.








