Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un cebiche con su choclito sancochado y de fondo, una jalea de pescado y mariscos con salsa criolla. Para la sed, se pidió una jarra de chicha morada fresquecita. “María, ayer hablaba de la importancia de lograr el equilibrio emocional para reaccionar de manera positiva ante las presiones del día a día, en el trabajo y en el hogar. Una persona equilibrada tiene autocontrol, paciencia, disciplina, y tolerancia. Para aprender a manejar nuestras emociones se debe:
* Estar por encima de las preocupaciones, nunca por debajo. Hay que mantener la sensación de que controlamos la situación. Por ejemplo, si se pierde el empleo, no nos podemos decir ‘esto ya no tiene solución’ o ‘ya no podré conseguir otro trabajo’, porque al hacerlo estamos siendo presos de nuestros miedos. ¡Hay que ser positivos!
* Aceptar los obstáculos. Debemos entender que la vida no es fácil y que siempre vamos a tropezar. Por tanto, no hay que desesperarse o lamentarse de ‘mi mala suerte’. De esa forma, podremos mantener nuestra mente más tranquila y en paz.
* Desarrollar nuestra capacidad de tomar decisiones. Debemos ser protagonistas, agentes activos y no meros espectadores en los asuntos relacionados a nuestra vida. Si no tomamos el control de lo que nos ocurre, nuestra autoestima se debilita y, con ella, nuestras emociones.
* Tu mente es tu mejor arma. Para que funcione bien debe estar en calma. El estrés, las dudas y el miedo son enemigos de la mente equilibrada. Para combatirlos, hay que encontrar momentos para nosotros mismos. La meditación, el silencio y atender las propias necesidades y pensamientos una o dos horas al día es una buena manera de hallar paz.
* Eliminar los pesos innecesarios. Pueden ser personas que, lejos de aportar, te quitan la energía. También podrías estar dedicando demasiado tiempo y esfuerzos a aspectos que no te benefician.
* Apagar el ruido mental. Deja de lamentarte por el pasado y de preocuparte por el futuro, pues aún no existe. Centra toda tu atención en el aquí y ahora. Detente en el lugar donde estés, toma aire con fuerza, retenlo cinco segundos y luego bota el aire de forma sonora. Este sencillo ejercicio libera tu mente, la oxigena y te permite estar en calma.
* Tener claros tus principios y tu horizonte. Hay que comenzar cada nuevo día con un proyecto en mente. Con eso y si sabes cuáles son tus raíces, nada podrá detenerte para lograrlo”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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