Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de cabrito de leche con frejoles y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada fresquecita. “María, la apertura del Mall Aventura de San Juan de Lurigancho fue una de las más esperadas por los vecinos del distrito más poblado del país. El día de su inauguración, miles de personas hicieron cola para entrar, pero a las pocas horas se registraron varios eventos que dejan mucho que desear.
Primero, que la gente se peleó en la entrada mientras pugnaban por ingresar y, segundo, se produjeron algunos actos vergonzosos, como que se llevaron adornos de Navidad, de los negocios y hasta el jabón de los baños. ¿Cómo puede suceder esto? Creo que algunos peruanos, no todos, tienen malas costumbres y pésima educación en valores. De otra forma, no se puede explicar que haya choferes que se pasen la luz roja y se crean vivos por esto. O que exista gente que arroja desmonte a los costados de las vías, sin importarle el ornato de la ciudad.
Lo mismo pasa con muchos que en temporada de verano se van a la playa y dejan cerros de basura como botellas de gaseosas, palitos de chupete y hasta bolsas con la comida que llevan. Hay que mejorar nuestras malas costumbres e imitar a otras sociedades como la japonesa. Es común ver en los mundiales de fútbol cómo los nipones recogen la basura de los estadios donde juega su selección.
Y se sabe que en todos los colegios de ese país, sea privado o público, los alumnos son los encargados de limpiar el salón de clases y hasta los baños, como una forma de enseñarles civismo. Por mi trabajo he tenido la oportunidad de visitar otros países, como Estados Unidos, España o Inglaterra. Qué hermosas se ven las calles limpias y ordenadas. Y las casas, bien pintadas y arregladas, con sus jardines floridos. ¿Por qué no podemos ser como ellos? Debemos imitar lo bueno y aprender a vivir bien. Vivo no es el que arroja basura a la calle, ese es cochino.
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