Encierren de por vida a los asesinos (II).
Encierren de por vida a los asesinos (II).

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas papas rellenas con salsa criolla y arrocito graneado. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, el Perú entero debe protestar y movilizarse contra las mafias de extorsionadores que todos los días matan transportistas y trabajadores para exigir cupos.

Una de estas organizaciones criminales está en manos del venezolano Jhorman Barrios Martínez, cabecilla de la red criminal conocida como DESA. Este criminal psicópata fue capturado luego de ocho meses de seguimiento y escuchas legales. Gracias a ello, la Policía logró identificar la ruta del dinero, que sale del país y regresa a través de remesas en dólares.

Con los años, los hampones se han vuelto sofisticados para ocultar e invertir sus millonarias ganancias. Jhorman empezó en San Martín de Porres, en cuyo cerro Candela tiene su búnker. El sujeto exige cupos de hasta 50 soles al día a los transportistas de ese distrito y otros aledaños.

Para causarles terror, disparan a las unidades, matan choferes y lanzan bombas. Su brazo financiero eran los esposos Sara Paredes Oloya y Armando Córdova. Ella recibió fondos de más de cuatro millones de soles para crear empresas junto a su pareja y adquirir propiedades. Así se blanqueaba los ingentes fondos. Todo esto se sabe gracias al excelente trabajo de la Policía.

El Gobierno debe darle más fondos porque allí está una de las soluciones: golpear el dinero de las mafias. Por supuesto, también detener a los criminales. Esperamos que un juez no libere a Jhorman y lo tengamos otra vez, por leguleyadas, matando choferes. Este delincuente venezolano debe ser condenado a la máxima pena. Y no debe salir nunca de prisión.

Como dije ayer, el Congreso aún tiene tiempo para modificar el Código Penal. Los cabecillas de banda, asesinos y terroristas urbanos, deben estar bajo un régimen estricto, no recibir visitas y tampoco tener contacto con otros presos. Démosle duro al hampa. Hagamos que tengan miedo a la autoridad, a la justicia. Solo así los derrotaremos”. Me voy, cuídense.

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