Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su causa rellena con pulpa de cangrejos y una chita al ajo con arroz, yuca y salsa criolla.
“María, en algún momento pensé que George Forsyth, el alcalde de La Victoria, haría buena pareja con Vanessa Terkes. Ambos con cierto prestigio y una aparente madurez que auguraba un matrimonio feliz. Sin embargo, hoy son protagonistas de una terrible historia, un drama conyugal que es la comidilla del día. La verdad es que la buena posición social o económica, ni siquiera el nivel cultural, es factor determinante de la felicidad.
Parejas famosas mundialmente, estrellas como Brad Pitt y Angelina Jolie, se casaron entre alfombras rojas y oropeles, pero terminaron divorciándose y en medio de escándalos. También están Jennifer Lopez y Marc Anthony, Ivana y Donald Trump o Carlos Menem y Cecilia Bolocco. Falta de compromiso, infidelidades, desamor, incompatibilidad de caracteres, problemas sexuales y problemas económicos, son algunas de las causas de los divorcios y separaciones. En la elección de la pareja predominan la atracción física, afectiva e intelectual, pero hay también otros factores a tener en cuenta.
VALORES: Si no se tienen valores similares es difícil que haya confianza. Uno debe conocer los valores morales del otro, para así establecer un pilar importante en la relación.
CARÁCTER: No se trata de elegir a una persona con carácter idéntico, pero sí compatible.
TEMPERAMENTO: No pueden faltar el buen humor y la motivación entre ambos. Así, la pareja puede armonizar mejor sus emociones y el entorno que la rodea.
DISPOSICIÓN: Hay que elegir a una persona que esté dispuesta al diálogo y trabajar en equipo.
COMUNICACIÓN: La falta de comunicación es una de las principales causas de los rompimientos de parejas. Debe haber confianza y sinceridad.
HÁBITOS: Es necesario elegir a parejas con hábitos saludables. Disfrutar el arte, la música, la buena comida y el deporte, por ejemplo, fortalece la relación.
INDEPENDENCIA: Es importante que sea una persona autosuficiente, sin ataduras, con una autonomía que le permita sostener adecuadamente la relación, darle el espacio y la importancia que precisa”. Tiene mucha razón mi amigo Gary. Hay que pensar mucho a la hora de elegir a la pareja, hay que enamorarse con el corazón y el cerebro. Me voy, cuídense.
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