
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín verde con milanesa. Para tomar pidió una jarrita emoliente al tiempo. “María, muy aleccionante la historia de éxito del joven Fabián Rohit Lázaro Huaringa, quien luego de dos intentos fallidos logró el primer lugar del examen de admisión a la Universidad Federico Villarreal. Hijo de modestos bodegueros, este muchacho estudiaba ocho horas al día, veía videos en YouTube para resolver ejercicios, leía mucho y solo así pudo lograr su sueño de estudiar Medicina.
Que esto sirva como ejemplo para los miles de chicos que en estos momentos piensan que no tienen oportunidad de seguir una carrera por carecer de dinero o que andan por ahí sin saber qué hacer.
Todo está en la mente y la voluntad. Fabián no tiene una familia de dinero y, sin embargo, pudo lograr el ingreso a una universidad pública. La fórmula es fácil: Sacrificio, dedicación, disciplina y trabajo. Cuando uno quiere algo debe hacer planes. Lo primero, poner ante todo los estudios, el trabajo. Luego la diversión y el ocio. Todo lo bueno llega con trabajo. Lo que viene fácil, fácil se va.
Pero también es muy importante la educación en valores que los padres damos a nuestros hijos. Así evitamos que se vayan por el mal camino o que les hagan caso a las malas amistades que los llevan a las drogas o la delincuencia.
En esto los progenitores somos importantes, no solo dando consejos y aplicando disciplina, sino en ser nosotros mismos un ejemplo de vida. Que los chicos vean que somos cariñosos y apoyamos a la mamá o al papá. Que hagamos deporte, seamos honrados y que la familia es lo primero. Formados así, los muchachos cuando crezcan serán como Fabián. Pensarán que la fórmula del éxito pasa por el estudio y el trabajo.
Por supuesto que la vida siempre nos pone baches que es necesario superar. Nadie, así sea Bill Gates o Warren Buffett, el genio de las finanzas, puede decir que no ha tenido problemas o caídas en la vida. El tema es saber levantarnos y seguir con la frente en alto”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.