Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pollito al horno con arroz, papas doradas y ensalada fresca. Para tomar pidió una jarrita de naranjada fresquecita. “María, la próxima semana se cumple un año del golpe de Estado perpetrado por el expresidente Pedro Castillo y el inicio de las violentas protestas que dejaron decenas de muertes en Ayacucho, Apurímac, Lima y Puno.
Hay grupos que ya están convocando marchas, buscando asonadas para lograr la libertad del golpista y hasta su reposición en Palacio de Gobierno, además de la destitución de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y una Asamblea Constituyente. ¡Increíble! Justo cuando la economía del país está seriamente golpeada y en esta campaña de fiestas de fin de año miles de peruanos esperan recuperar algo de lo que perdieron.
Estamos en recesión, pero eso a muchos parece no importarles
Las protestas violentas, paros, bloqueos obligan a los negocios a cerrar para no sufrir vandalismo y espantan a los clientes. Todos tenemos derecho a manifestarnos en las calles contra lo que nos parece ilegal o injusto, pero hay que hacerlo respetando las leyes, esto es, sin violencia, sin dañar la propiedad pública y privada. En una economía tan frágil como la nuestra, no es posible que entre peruanos nos perjudiquemos destruyendo lo del otro.
Hay que decirlo de forma clara, en las protestas que realizan ciudadanos de bien, se infiltran elementos radicales como los de Sendero Luminoso, que lo único que quieren es el caos, destruir y terminar de tumbarse la economía del Perú. Es demasiada coincidencia que siempre busquen realizar sus marchas en épocas claves para la reactivación de miles de hogares, como Fiestas Patrias, Navidad o Año Nuevo. Parece que buscan que aumente el número de pobres. Pero lo que los peruanos quieren es trabajar con tranquilidad para ganar dinero y mantener a sus familias de manera honrada.
La inmensa mayoría de ciudadanos rechaza la violencia, la confrontación y el odio entre peruanos
El Perú necesita reactivarse económicamente y por eso son dignas de aplaudir inversiones tan importantes como el nuevo centro comercial de San Juan de Lurigancho, que le da trabajo directo e indirecto a miles de hogares. Encima, valoriza las propiedades de los alrededores. Así, esas familias que se ven beneficiadas con iniciativas de este tipo pueden cumplir sus proyectos.
Por ejemplo, sus hijos pueden estudiar en la universidad, acceder a créditos para mejorar la casa o iniciar un negocio, en fin, ventajas de la formalidad. La inversión y el trabajo sacarán a los peruanos de la pobreza. Todos debemos rechazar a los violentistas y exigir la paz. Lo repito, las personas que deseen salir a protestar, que lo hagan. Tienen todo el derecho, pero en paz, sin buscar enfrentamientos que produzcan heridos y muertos. Ya basta de sembrar el odio”. Muy bien, Gary. Me voy, cuídense.