
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una cabrillita frita con arroz y ensalada rusa. Para tomar pidió una jarrita con limonada. “María, el Perú no tiene nada que envidiar a otros países en cuanto a belleza, cultura y paisajes. Aquí lo tenemos todo: un amplio y rico mar, la selva amazónica, el lago más alto del mundo, la sierra majestuosa, cumbres hermosas como el Huascarán y desiertos extensos.
Además, un pasado cultural de primer nivel que rivaliza con Egipto, Mesopotamia o India. Con la llegada de los europeos a nuestro territorio se produjo una mezcla cultural con el aporte de italianos y españoles, así como de chinos y árabes. De todo esto nació la comida más rica del planeta.
Por eso, gracias a la difusión de Promperú y un chef como Gastón Acurio, nuestra gastronomía es una de las más apetecibles y atractivas. Prueba de ello es la reciente visita de uno de los hombres más ricos del planeta, como es Jeff Bezos, dueño de Amazon, quien llegó a Lima para probar las experiencias culinarias en el restaurante Central, de Virgilio Martínez, así como en La Perlita, un conocido local ubicado en Barranco.
El empresario estuvo acompañado de su esposa, Lauren Sánchez, con quien destacó las exquisiteces elaboradas por manos mágicas en el Perú. Seguro cuando regresen a Estados Unidos recomendarán a sus amigos, familiares o empresarios que vengan a visitar nuestro país.
La gastronomía y el turismo serán los motores del desarrollo de nuestra nación, así como la minería y otras actividades. Por eso es prioritario resolver de una vez el problema de la delincuencia. Todo el país debería sumarse a esta iniciativa. Pero para eso necesitamos en el gobierno y el Congreso a gente honesta y que de verdad quiera trabajar por el pueblo. Igual en el Poder Judicial, el Ministerio Público y en la Policía.
Estamos en guerra contra el hampa organizada, así como antes lo estuvimos contra el terrorismo, al cual vencimos. Hagamos que los visitantes lleguen a un país en paz y seguro. Y que los emprendedores desarrollen sus negocios sin terror”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








