
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tacu tacu de pallares con un lomito al jugo montado y, para tomar, una manzanilla tibiecita. “María, Paraguay ya anunció que aprobaron la extradición del peligroso secuestrador y asesino Erick Moreno Hernández, ‘Monstruo’, quien fue atrapado en ese país donde permanece encerrado en una cárcel. Cuando lo traigan tiene que ser encerrado en una prisión de máxima seguridad, como la Base Naval del Callao, en la que debe estar totalmente incomunicado.
Como dice el coronel Víctor Revoredo, jefe de la División de Investigación de Extorsiones de la Dirincri, se trata de un criminal irrecuperable. Esto significa que es un individuo que solo hará el mal. No puede ser tratado como un ratero que arrancha celulares. La Policía sindica a ‘Monstruo’ como el autor de numerosos secuestros, homicidios y extorsiones, sobre todo de choferes del transporte público.
En videos grabados en su intimidad, se le escucha planear y ordenar el asesinato de sus enemigos y de víctimas que no acceden a sus pretensiones. Este sujeto no tendrá ninguna intención de realizar manualidades, o aprender repostería o cocina para poder mantenerse. Apenas pueda intentará sobornar a funcionarios corruptos en las cárceles para agenciarse de internet y celulares, y así poder seguir dando órdenes a sus secuaces en libertad para que sigan matando.
Es un peligro público, así esté encerrado. Por eso debe ser sometido a regímenes de encierro duros, como los que hay en las cárceles de máxima seguridad de Estados Unidos. En una de esas prisiones está el narcotraficante mexicano Joaquín ‘Chapo’ Guzmán, quien llora diciendo que atentan contra sus derechos humanos. Es increíble que estas alimañas exijan respeto, cuando se comportan como monstruos con sus víctimas. La justicia peruana, las autoridades, deben velar solo por los derechos de las personas honradas. Las sabandijas que asesinan y causan terror deben ser aplastadas como insectos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








