El cumpleaños de Pancholón estuvo 'de rompe'.
El cumpleaños de Pancholón estuvo 'de rompe'.

El Chato Matta llegó al restaurante por sus tallarines rojos con presa grande de pollo, papita a la huancaína y su jarrita de chicha morada con bastante hielo. “María, todavía estoy con la resaca, e

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‘Chatito, solo dos horas antes se les dará las coordenadas del lugar para driblear a los largadores’, me dijo por celular. Era el ‘Schoppers Restobar’ de La Marina, con los bravos de N’samble y la espectacular ‘Sonerita del Callao’, Stefany Castillo, que le pone el saoco a las grandes celebraciones.

‘Salud con todos los presentes hoy en el onomástico de mi amigo Pancholón, salud, salud y a gozar se ha dicho… Al fin llegó mi día, como lo esperé de cantar con sentimiento y con mucho sabor/ desde niña yo soñaba con cantar las canciones que aprendí con papá/ mi mensaje al mundo entero yo brindar/ aquí estoy como quería, voy a cantaaaarrrrr’...

TROME | Cumpleaños de Pancholón
TROME | Cumpleaños de Pancholón

No te miento, María, más de 200 personas integraban las selectas mesas del local. En ellas distribuidos estaban sus amigos de la Asociación de Abogados del Callao, los del club Lawn Tennis, periodistas deportivos, futbolistas, los ‘pituquitos’ amigos de su infancia del balneario de Santa Rosa, empresarios, gente de la farándula, hermosas peruanas y venezolanas bien apretaditas.

LAS AMIGAS CARIÑOSAS DE PANCHOLÓN

Por supuesto, no podían faltar las ‘amigas cariñosas’, las incondicionales a las que nunca les importó ‘compartir’ al abogado más tramposo con otras mujeres. ‘Solo soporto que me seas infiel con tu esposa’, le pusieron como dedicatoria en uno de los regalos.

Panchito se acercaba a saludar de mesa en mesa donde brillaban botellas de cerveza y etiqueta dorada. El trago subió y salieron los demonios. Es que había un ejército de hermosuras en las mesas.

El abogado infiel estaba como un león suelto en medio de un batallón de gacelas de la sabana africana. No sabía con quién bailar, pero puso la puntería en una chinita linda, parecida a la brasileña Paloma, pero mucho más chibola.

Pancholón, tremendo viejo zorro, sacó sus mejores pasos de salsa de salón, mejor que el bailarín que cuerneó al ‘Gato’. En uno de esos aparres, el dueño del santo hizo su famosa ‘mordidita de oreja’ y como un susurro le dijo a la guapita: ‘Sal primero, toma la llave de mi camioneta y seguimos la fiesta en La Posada’.

La chinita le dijo a su acompañante, un colorado empresario billetón: ‘Voy al baño’ y se escapó por la puerta trasera. Subió al camionetón de Pancholón, pero el cumpleañero no se acordaba que también había invitado a su gran amor de muchos años, una de las hermanitas de San Micki, que justo llegaba en un taxi.

Al ver que la camioneta se iba, gritó al taxista ¡siga a esa camioneta! Pancholón, muy tranquilo, ingresaba por la cochera privada para los clientes VIP de La Posada, abre la puerta para tomar el ascensor que da a la suite presidencial y ¡¡se ve cara a cara con San Micky!!

La mujer se volvió una fiera. ‘Pancho, eres un maldito cochino, si me demoré fue porque mi marido no se dormía y tuve que darle una pastilla para que se quede privado y así me pagas, basura, nunca vas a cambiar’.

En eso hizo un ademán como de sacar algo de su cartera. La chinita salió corriendo del hostal. Lo que vino después fueron gritos y arañones en la cara.

El gordito terminó abollado por mujeriego y solo alcanzó a decir: ‘Perdónenme, soy infiel desde los genes de mi viejito y nunca voy a cambiar”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza. Va a terminar mal. Me voy, cuídense.

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