
El Chato Matta llegó al restaurante por una rica ocopa arequipeña y un adobo de chanchito con papita amarilla y rocoto molido. Para calmar la sed pidió una limonada con hierba Luisa. “María, el viernes regresé temprano a mi casa para ver el Perú-Chile y el gran Pancholón me estaba reventando el celular.
‘Chatito, tú eres mi hermano, la noche es joven, vamos a hacerla, somos los que somos, estoy con dos ‘muñequitas’, dos venezolanas hermosas. Abre que voy, la vida es una sola’, decía eufórico el abogado mujeriego.
A lo lejos escuché la bulla de la salsa y una de ellas gritaba: ‘Pancholón, te amoooooo…’. Llegué a casa, me di un baño, pero estaba en otra. Mi mente volaba. Estar solo tiene sus ventajas, pero a veces la nostalgia me invade. Mi cama la siento fría. Tú sabes que estoy separado desde hace años por mi mala cabeza. Sufrí mucho tiempo, hasta que la soledad se casó conmigo. Tengo mis aventuras con las amiguitas de Pancholón en La Posada, pero nada serio. Los tiempos han cambiado.
Hace unas semanas me pasó algo alucinante. Sin buscarlo vuelven a mi vida amores que desfilaron por la vida de este ‘pechito’. Justamente, se conectó conmigo desde España la gran Solange. ‘Chatito, nadie me daba razón de ti. Te has perdido, pero la gorda Gina sigue todos tus movimientos y ella me dio tu celular. Llego a Lima el lunes, recógeme en el aeropuerto. Con el viejito no pasa nada. Vivo en una bonita casa, pero hago mi vida. Lo peor que le puede pasar a una sudamericana alegrona es casarse con un viejo aburrido, así sea rico. Es un enfermo de los celos y cuando se emborracha me quiere pegar, pero a mí se me sale la ‘rica Vicky’ y no puede conmigo’.
María, Solange llegó de España forrada de euros con sus hijitos, pero los dejó en casa de su mamá y sacó un tour a Punta Sal. ‘Chato, ¿te acuerdas de nuestro primer campamento en León Dormido? Nunca lo olvidaré porque fui tuya por primera vez. Ahora te invito a un hotel cinco estrellas. Aquella vez no teníamos ni para pagar ese trago horrible, creo que se llamaba ‘Cien fuegos’, ahora alquilaremos una suite frente al mar’. La pasaba bien con Solange.
Una noche, cenando al borde de la piscina, me hizo una propuesta. ‘Chato, vente conmigo a España. Con mi divorcio sacaré tanta plata que podrás vivir sin trabajar o ‘cachuelear’ en lo que quieras, para que le mandes plata a tus hijitos’. Me puse a pensar en sus palabras. Solange estaba guapa, enterita y sentía que me apreciaba, pero a mi edad ya no estoy para volver a formar un hogar. Es como empezar de nuevo y me aburre. Además, mis hijos están en una edad difícil y deben estar chequeados por su padre, más en estos tiempos de tanto enfermo, mañoso y violador.
Le expliqué a la ‘loquita’ mis razones para no irme con ella: ‘Amo demasiado a mis hijos. Ya sufrí al tener que irme obligado de la casa. Perdóname y tomemos la última copa de vino’”. Pucha, ese Chato perdió a su esposa por mujeriego y por dejarse llevar por el cochino y sinvergüenza de Pancholón. Me voy, cuídense.








