Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines verdes con milanesa. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, reveladores los resultados de la necropsia realizada a la madre de familia venezolana Andreína Farías, quien fue abusada presuntamente por los dos técnicos de telefonía, quienes finalmente la asesinaron, en San Bartolo. Hasta el momento ha sido capturado uno de los sospechosos, quien confesó que el día de los hechos comieron pollo a la brasa con la víctima y tomaron cervezas y otros licores. Asimismo, que fueron a la playa y regresaron a la casa de ella. Allí finalmente la habrían violado, pero ella se despertó y los persiguió. Ojalá capturen al otro implicado y les den el máximo castigo posible. Personas como esas no merecen andar libres por las calles. Son un peligro. Pero es necesario incidir que en estos días de mucha inseguridad y violencia hay que pensar mucho antes de hacer pasar a nuestras viviendas a personas desconocidas o darles confianza. Ahora hay que sospechar de todos. Para hacer amigos o pareja, hay que estudiar mucho a la gente, sobre todo si no pertenece a nuestra esfera laboral, barrial o de estudios. En esos ámbitos, uno al menos sabe qué amigos tienen, dónde viven, en qué sitio estudiaron y mucho más. Yo, que tengo niñas, siempre ando aconsejándolas a tener mucho cuidado en la calle. Y les pido que piensen antes de iniciar una relación con alguien de Tinder o que conozcan en redes sociales. En esos ámbitos, las personas suelen mentir o no contar todo. Se presentan como personajes perfectos, lindos y adorables. La vida actual está llena de peligros y maldad. Nuestro mundo es demasiado hedonista. Y sexual también. No hay respeto por el prójimo y las mujeres son vistas, generalmente, como objetos sexuales, como un cuerpo. Si vas a una fiesta, que sea de alguien conocido y acompañada de otras personas. No aceptes ir a otros lugares no previstos. Es mejor despedirte que lamentarlo. Así son las cosas ahora”. Bien dicho por Gary. Me voy, cuídense.
