Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de cordero con frejoles y, para tomar, jugo de maracuyá con hielo. “María, en las últimas semanas se han conocido casos de agresión a mujeres por parte no solo de políticos, sino también de futbolistas y miembros de la farándula local.
Lo último ha sido la acusación de la esposa del jugador Andy Polo, delantero del Portland Timbers, quien afirmó que este la golpeó en la cara, maltrata a sus hijos y no le da un sol para la manutención de los niños. Por ello, de manera inmediata, la Major League Soccer de Estados Unidos lo suspendió de toda actividad hasta que culminen las investigaciones. Algunos piden que el entrenador de la selección peruana de fútbol, Ricardo Gareca, no lo convoque más para el combinado nacional.
Hace solo unos días, la oportuna reacción de la prensa y los políticos en general evitaron que continúe como nuevo presidente del Consejo de Ministros el parlamentario Héctor Valer, quien tenía tres denuncias de agresiones a su esposa, hija y una psicóloga. Debido a ello, el presidente Pedro Castillo tuvo que recomponer su gabinete, que ni si quiera pudo pedir la confianza en el Congreso.
Todos estos son ejemplos de que pese a la concientización, aún existen malos hombres que maltratan a sus parejas envalentonados por su mayor fuerza física o por su posición económica. A medida que pasan los años se dan leyes más drásticas para castigar a los pegalones, pero los casos se siguen presentando. Por ello urge otro tipo de estrategia, como podría ser la enseñanza en los colegios, institutos y universidades para que la violencia de género no sea vista como algo normal, sino que se combata con todo a nivel laboral, social y legal. A nivel laboral, como ha pasado con Andy Polo, quien ya no puede jugar por su club, que lo ha suspendido. Social, para que las personas aparten de sus grupos sociales a los agresores, y legal, para que se castigue como debe ser este tipo de delitos.
Todos nosotros tenemos madres, abuelas, esposas y amigas. Otros tienen además hermanas, primas e hijas. No nos gustaría que un energúmeno las golpee porque tiene el derecho de hacerlo, en tanto es su pareja. Hay que tener empatía”. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.