Terrible caso de la niña asesinada en Pachacámac. (Foto: César Grados/@photo.gec)
Terrible caso de la niña asesinada en Pachacámac. (Foto: César Grados/@photo.gec)

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín saltado de carne jugosito. Para tomar pidió una jarrita de jugo de naranja fresquecito. “María, terrible lo que pasó con , quien fue asesinada por un depravado sexual en una choza en el sur de Lima.

La menor había sido regañada por su madre y molesta salió de su casa bien tarde de noche. De esto se aprovechó Jerson Alexander Juárez Tapia, de 26 años, para secuestrarla, llevarla a su casa y victimarla.

Como padres de familia, estas noticias nos estremecen. No me puedo ni imaginar el sufrimiento de esa pequeña. Y menos aún de los padres. Por eso, hoy más que nunca los progenitores deben estar permanentemente vigilando a sus hijos, sobre todo los adolescentes, pues en muchos casos pasan por una etapa de rebeldía y pueden tomar decisiones equivocadas por impulso.

Los jóvenes no miden el peligro. Creen que las cosas malas les suceden a los demás, jamás a ellos. Tenemos que protegerlos de su inexperiencia. Por ejemplo, no dejarlos que naveguen libremente por redes sociales o Internet, que es donde ahora se agazapan los depredadores sexuales y pederastas.

Ninguna medida de seguridad está demás con tanta maldad en el mundo. ¿Cómo ha llegado nuestra sociedad a vivir en permanente peligro? Nuestros hijos ya no pueden salir a la calle solos porque algo malo les puede ocurrir.

Cuando era niño, todo el día la pasábamos jugando en la pista, el parque o la vereda. Solo regresábamos a casa para comer. Y no pasaba nada. Todo era más inocente, más seguro. Algunos consejos de los que saben:

  • Dale atención a tus hijos. Conversa con ellos. Tal vez esperan una pregunta de tu parte.
  • Haz control parental de su celular y otros aparatos tecnológicos.
  • Conoce a sus amigos. Y a los padres de sus amigos.
  • Atento a sus cambios de conducta, podría estar ocurriendo algo.
  • Ejerce autoridad. Tú no eres amigo de tus hijos. Eres la autoridad”. Me voy, cuídense.

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