Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una papa rellena servida con arrocito, sarsa criolla y ajicito. Para calmar la sed pidió una jarrita de emoliente. “María, mucha gente se cuida del cáncer, los aneurismas, cirrosis y de los males cardíacos, pero se olvida de las llamadas enfermedades silenciosas, esas que nos consumen el organismo por dentro sin que nos demos cuenta.
Entre ellas figuran el sobrepeso, la hipertensión, diabetes y la neurosis, entre otras. Muchas tienen que ver con un estilo perjudicial de vida. Se come demasiada grasa, no se hace deporte y tampoco se duerme bien, al menos ocho horas.
Debemos desterrar de nuestras comidas las harinas, el azúcar y los alimentos que nos hacen daño. Hay que preferir las verduras, las frutas y mucha agua. Además, cada cierto tiempo hay que hacerse un chequeo completo para ver cómo está nuestro organismo. Unas simples pruebas como examen de sangre, ecografías o resonancias nos alertan sobre lo que estamos pasando.
Las enfermedades silenciosas o asintomáticas no muestran signos evidentes en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana y, por ende, su tratamiento efectivo. Además de los males descritos, hay que añadir la presión arterial alta, la enfermedad coronaria, hígado graso, osteoporosis y hepatitis. No hay que descuidar nuestra salud. En especial los que tenemos familia. Nuestros hijos dependen de nosotros para comer, estudiar, vestirse y estar sanos.
- Come siempre a la misma hora, sin apurarte y masticando bien. Toma agua y no refrescos. Una charla alegre ayuda.
- Cuida tu alimentación. Ingiere una variedad de frutas, vegetales y granos integrales. Elimina los enlatados.
- Desayuna todos los días. El desayuno aporta a nuestro organismo la energía que necesita para estar activo.
- Reduce el consumo de sal y de azúcar: incrementan el riesgo de males cardiovasculares y metabólicos.
- Mantén tu organismo hidratado. Bebe dos litros de agua al día. Ayuda a eliminar toxinas, en la digestión y evita el estreñimiento”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.