Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un cebichito de cabrilla con sarandaja y choclito, todo acompañado por un arroz con mariscos para chuparse los dedos. De tomar pidió chicha morada heladita. “María, ya quedan pocas horas para festejar la Navidad en compañía de nuestros seres queridos, como manda la tradición. En la calle veo a miles de personas que caminan todas apuradas para hacer sus compras de último momento. Los centros comerciales y mercados lucen repletos y las colas para recoger el pavo o el chanchito para la Nochebuena se ven interminables.
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En estas horas los grupos de amigos, compañeros de trabajo o de estudios aprovechan para la ‘reunión de Navidad’. Lo hacen en bares, restaurantes o en la casa de uno de ellos. Todo es felicidad, pero siento que la gente está viviendo a mil por hora, a medida que se acerca la festividad. Hay que serenarse un poco, evitar el estrés y el nerviosimo que a nada bueno nos conducen.
Ayer vi ese accidente horrible entre un tren de carga y una cisterna, que dejó a una madre de familia con una pierna amputada, todo por culpa del chofer que intentó pasar como sea sin esperar a que la línea se encuentre libre. Así le pasa a muchos, tratan de llegar temprano o a la hora a sus reuniones y manejan a mucha velocidad, sin fijarse en las señales de tránsito. Otros toman colectivos sin mirar si pueden ser asaltados o hablan por sus celulares de alta gama, incluso sabiendo que los raqueteros y ladrones de toda laya están al acecho para ‘hacer su Navidad’ en estas horas. Trata de llegar temprano a tu casa. Si vas a una reunión, anda un ratito. No te quedes demasiado tiempo en la calle. El lugar más seguro, obviamente es tu casa. Piensa en tus hijos, tu esposa, tu madre o hermanos, que esperan estar contigo en esta importante fecha. Aquí te dejo algunos consejos:
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