
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una pechuga de pollo a la plancha con arrocito y ensalada cocida. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada.
“María, impresionante la historia del joven administrador de empresas Eduardo Caicay, quien venció al cáncer a la sangre en 2018, pero cuando se estaba recuperando le detectaron insuficiencia cardiaca severa. Estuvo conectado a una máquina dos semanas hasta que encontraron un donante y le trasplantaron un corazón. Qué hombre para más fuerte.
Hace unos días fue dado de alta y regresó al lado de su familia. Eduardo, quien fue salvado por médicos del Instituto Nacional Cardiovascular (Incor), quiere volver a hacer la vida de antes y trabajar. Su caso debiera hacernos reflexionar sobre la importancia de hacernos chequeos rutinarios de la salud.
Incluso los más simples, como examen de hemoglobina, presión arterial o ritmo cardíaco. Y si tenemos alguna dolencia no esperar a que se nos pase así nomás. El cuerpo avisa siempre de que algo malo pasa en nuestro organismo, a través de jaquecas, reflujo, sangrado, falta de respiración, lunares extraños y debilidad. Pero sobre todo hay que tener una vida sana. Es decir, comer bien y nutritivo, nada de frituras en exceso, mucha fruta y verduras, y cero gaseosas. También hacer deporte, salir a pasear con la familia o reírse con los amigos. No vivir estresados, que eso hace aparecer las enfermedades o las aumentan. Algunos consejos:
- Duerme entre 7 y 9 horas por noche para una buena salud física y mental.
- Mantén una buena higiene personal, incluyendo la higiene bucal. La masticación es importante para la digestión.
- Aprende a manejar el estrés a través de actividades relajantes como salidas a la calle o tiempo de oro con la familia y amigos.
- Evita consumir tabaco y alcohol, o reducir su consumo.
- Cuida tu hidratación. Bebe suficiente agua a lo largo del día.
- Ocio y tiempo libre: Dedicarlo a actividades de disfrute personal”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








