Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de pecho de res con frejoles, arrocito blanco y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de anís tibia. “María, creo que los medios de comunicación deben controlar un poco más sus contenidos para no dañar la mente de los niños que consumen esos productos, como películas, series, dibujos animados y otros. Está muy mal eso de normalizar el sexo o las escenas con contenido sexual en los materiales para infantes. También la exhibición de genitales masculinos o femeninos, como se ha visto incluso en las calles. Ni qué decir de los juegos en línea o en consolas, donde abundan la violencia, muerte y destrucción.
Este es un mensaje también para los padres, que protejan a sus hijos y no los dejen consumir cualquier producto televisivo, de internet o de redes sociales sin supervisión. Ahora es fácil tener un control parental de los aparatos móviles. Mediante un aplicativo podemos saber qué miran, a qué hora, con quiénes lo comparten y con quiénes conversan. Fuera de casa hay mucho peligro. Uno no sabe con qué monstruo se puede encontrar. Todos deseamos vivir en un entorno favorable, pero eso solo se logra siendo muy perspicaces y desconfiados. La mente de nuestros niños recién está en formación y son fácilmente engañados por gente adulta de mala entraña. Por eso también es mi indignación con gente como el congresista José Balcázar, quien muy suelto de huesos dijo en una comisión del Parlamento que las relaciones sexuales tempranas ayudan al futuro psicológico de la mujer. ¡Plop! Por favor, estamos hablando de niños, de personas indefensas e inocentes.
Contenido GEC