Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas papas rellenas servidas con arrocito, salsa criolla y rocoto molido. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, vivir en una mega ciudad como Lima implica lidiar todos los días con problemas y estrés. Pero más si eres un deportista de élite y te juegas el futuro en cada oportunidad. Por eso me pareció totalmente fuera de lugar la actitud de Paolo Guerrero, su entrenador ‘Pipo’ Gorosito y el mánager Franco Navarro, luego de perder el viernes ante Cienciano del Cusco. Un hombre como Guerrero, de 41 años y una carrera extensa, no puede dar ese espectáculo. Evidentemente no tiene un control adecuado de la ira y de sus emociones. Por más que haya sido provocado o crea que hubo una injusticia en el fallo del árbitro, su comportamiento no es el adecuado pues, además de futbolista, es un referente para niños y adolescentes.
Como esto sucedió en una cancha de fútbol, lo más grave que puede suceder es que lo suspendan unos partidos y le pongan una multa. Pero imagínense perder el control así en una discusión en la calle o una reunión. Eso podría acarrear hasta una desgracia. Todos los días veo choferes que se insultan, se bajan a pelear o se cierran en las pistas. Por eso, hay que controlarse y reflexionar antes de ejecutar una acción. Algunos consejos:
- Piensa antes de hablar o realizar una acción. Detente un segundo, mira a tu alrededor y reflexiona sobre las consecuencias.
- Expresa tu malestar de otro modo, sin gritar ni insultar. Trata de dialogar.
- No guardes rencor. Deja ir a las malas vibras. Voltea la página y sigue con tu vida.
- Recurre al humor para liberar la tensión. Ríe más. Haz una broma para distender el ambiente.
- Evita la mentalidad de ganador/perdedor. Nadie gana cuando ocurre una desgracia. Si la persona con quien peleas no razona, retírate. Es mejor que sufrir una agresión grave o que tú desgracies tu vida”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
