
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una chita frita con arrocito, ensalada fresca y papas doradas. Para tomar pidió una jarrita con hierbaluisa. “María, en los últimos años se nota que muchos colegios están dejando de educar en valores a los alumnos. Pero los padres de familia son los primeros responsables de guiar a sus hijos teniendo como base la moral y la ética. No se puede cometer el error de dejar esta tarea en manos de otras personas. Claro que los colegios deben ser un soporte importante, pero los padres tienen la última palabra.
No hay que olvidar que el cerebro de un niño es como una esponja: absorbe todo lo que ve y escucha. Debemos tener bastante cuidado con los libros y revistas que leen, qué consumen en internet, qué les dicen en la escuela, qué películas o medios de comunicación revisan. El otro día Indecopi falló en contra de un colegio por los libros con contenido sexual que estaban a disposición de los alumnos en su biblioteca.
Hace unos años, un congresista alertó que en textos obligatorios de primaria ponían la foto de Abimael Guzmán, el genocida fundador de Sendero Luminoso, al que presentaban como un simple profesor. En el 2019 se detectó que un libro de tercer año de secundaria incluía un enlace que dirigía a una página web con contenido sexual inadecuado.
Una de las lecciones señalaba que ‘el coito contranatura es una práctica que está cobrando fama en nuestros nuevos gustos en lo referente a relaciones sexuales’. ¡Increíble! No se puede dar este tipo de contenidos a menores, pues solo los confunden. Los padres deben involucrarse más y ver lo que el colegio está ofreciendo a los alumnos, revisar los textos, las tareas y las clases.
Es más, se sabe por organismos de inteligencia, que Sendero Luminoso ha penetrado el magisterio con profesores del Movadef. Ellos inculcan odios e ideas radicales en los más jóvenes sin que nadie los controle. Hay que tener mucho cuidado. Nuestros hijos son lo más valioso y no debemos perderlos por estos contenidos peligrosos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.








