Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su sopita wantán y un combinado de arroz chaufa con tallarín saltado con trozos grandes de pollo. Bajó la grasita con una limonada fresquecita.
“María, recibí un llamado urgente a mi celular. Era el veterano periodista de política, ‘Cigarrito’. Estaba desesperado. ‘Gary, acabo de llegar de la selva y tengo tanta hambre que podría almorzar un caballo. Por eso corrí a las redacciones de los diarios a buscar a mis amigos consagrados que antes eran mis ‘calichines’ para que me rindan homenaje con un buen almuerzo. Pero todas las redacciones estaban cerradas. Los periodistas están haciendo ‘trabajo remoto’ por la segunda ola de la pandemia... Gary, tú sí estás corriendo la cancha, eres mi salvación. Estoy en la puerta del ‘Queirolo’ de Quilca, apúrate que me voy a desmayar.
María, ‘Cigarrito’, cuando era el ‘rey’ del periódico que ahora yace en el ‘cementerio de papel’ y engreído del inmenso y rubio director, siempre me llevaba a almorzar al ‘Superba’ de Petit Thouars.
Comíamos suculentos cau cau, olluquitos y tacu tacu con bisté apanado encima, además de cantidades navegables de cerveza. Inclusive, el presidente del país en aquella época, el que se salía a medianoche de Palacio en una motocicleta y chamarra de cuero, lo invitaba a almorzar frejoles con seco de cabrito, que llegaba directito del restaurante ‘El rincón que no conoces’ de la tía Teresa Izquierdo.
El gigantón presidente invitaba también al ‘Zambo’ Cavero y abría damajuanas de pisco moqueguano, luego al caer la tarde se ponían a cantar ‘Contigo Perú’ y ‘Nuestro secreto’. Mi amigo, que solo cantaba en la ducha, acompañaba con los cubiertos. A eso de las siete de la noche, el primer mandatario llevaba al periodista político todo borracho a un jardín y le metía ‘floro’. ‘Cigarrito -le susurraba al oído- esta higuera la plantó Francisco Pizarro. Y aquí lo mataron los almagristas. Ahora, como amigo, contéstame una pregunta: ¿Qué está planeando la izquierda en el Congreso? Y mi amigo se iba de lengua y luego un carro del edecán lo dejaba en la cama de su departamento.
Ayer, en el ‘Queirolo’, ‘Cigarrito’ pidió la especialidad: escabeche de bonito con una canasta de pan y, como siempre, sus buenos ‘pomos’ de cerveza helada. ‘Gary -me dijo movido- reconozco que cometí muchos errores cuando era la estrella del diario. No guardé pan para mayo. Por irme de boca con el presidente, cuando terminó su mandato y cerró el diario que él financiaba, me quedé sin trabajo para pagar mi alquiler. Han pasado los años, ahora recomiendo a los jóvenes periodistas que ahorren y sobre todo que conserven su independencia y se mantengan alejados del poder, porque los gobernantes de turno utilizan a algunos periodistas con grandes ambiciones y después los desechan como papel usado”.
Pucha ese señor ‘Cigarrito’ fue un gran periodista. Lástima que fue muy bohemio. Me voy, cuídense.