Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofado de gallina con arrocito blanco, papas sancochadas y ensalada de verduras. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, este domingo 14 de diciembre, millones de chilenos elegirán a su nuevo presidente y el favorito es el derechista José Antonio Kast. ¿Por qué nos interesa a los peruanos? Es que el candidato ha prometido expulsar, donde los encuentre y como estén, a los inmigrantes ilegales en ese país. Ante el ultimátum, miles de venezolanos, haitianos y colombianos están tratando de salir de Chile, pero por la frontera con Perú.
Esto ha alertado al Gobierno, pues el ingreso de estos ilegales generará un colapso en nuestro territorio por varias cosas: la primera, entre los que ingresarán ilegalmente hay asesinos, delincuentes avezados y narcos, lo que incrementará la ola criminal en el Perú, más de lo que ya vivimos.
Segundo, si logran quedarse los miles de extranjeros y deciden trabajar y vivir, nos traerán problemas en los servicios de salud, educación y en el sector inmobiliario, que ya está colapsado. Con los hospitales que son una lágrima y los colegios paupérrimos, más extranjeros significará traer para abajo el sector y no se pueden construir planteles o centros de salud para ellos.
Lo único que queda es impedir el ingreso de los ilegales. Ciertamente, hay una crisis humanitaria, pero países como el Perú no se pueden dar el lujo de admitir a millones de migrantes porque no tenemos la capacidad. Estados Unidos, la ONU y los países de la región debieran hacer todo lo posible para liberar Venezuela de la tiranía chavista, el régimen más corrupto de la historia del país de Rómulo Gallegos.
El Perú debe cerrar sus fronteras e impedir el ingreso a los migrantes ilegales. Ningún país permite entrar a los indocumentados. Las Fuerzas Armadas tienen un papel importante. Y la Policía honesta también. Estamos en guerra contra la delincuencia y no queremos más hampones en el país”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.
