Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz tapado de pollo con su huevito frito encima. Para tomar pidió una jarrita con hierbaluisa tibiecita. “María, cansados de que las mafias de extorsionadores los maten, choferes de la Línea 41, que cubre la ruta Ventanilla-Villa El Salvador, se movilizaron en caravana y bloquearon ayer la Panamericana Norte, ocasionando un infierno en el tráfico.
Exigen acciones concretas para hacer frente a la inseguridad ciudadana y el sicariato. Sin embargo, nadie da una respuesta a sus reclamos, ni el peor Congreso de la historia ni el Ejecutivo. Es más, Dina Boluarte prefiere buscar cámaras en la ¡Asamblea de la ONU! que liderar la lucha contra la criminalidad.
El miércoles le pasó lo mismo que a Alberto Fujimori cuando cayó Abimael Guzmán y lo pillaron pescando en la selva. Mientras ella buscaba codearse con líderes mundiales, en Paraguay era detenido Erick Hernández, ‘El Monstruo’. En realidad, nadie protege a los choferes del transporte público, que son muertos a diario por gatilleros.
Hace unos meses, tras el homicidio del conductor de un bus, el congresista José Cueto les aconsejó con desparpajo que pongan un vidrio antibalas para protegerse. O sea, no les importa nada. Por eso, ante la disyuntiva de morir baleados o pagar cupos cada vez más altos a varias bandas a la vez, los desesperados transportistas están optando por bloquear vías para pedir ayuda a las autoridades.
Lo mejor que podemos hacer los peruanos es no elegir autoridades corruptas e inútiles. En los próximos comicios debemos investigar la vida de los candidatos y votar de manera conciente. Nada de dejarnos engañar con promesas imposibles de cumplir. Y exigir, además, que expulsen del Poder Judicial y el Ministerio Público a los magistrados timoratos, ideologizados y corruptos.
Construyan cuanto antes más penales de máxima seguridad y a los hampones más peligrosos deben mantenerlos incomunicados. Así no podrán dirigir más crímenes. Deben morir tras las rejas”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
