Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un seco de cabrito de leche con frejoles, sarsita criolla y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de cebadita helada. “María, con la cercanía de las fiestas de fin de año la gente ya anda organizando despedidas, reencuentros y fiestas diversas, donde se comerá harta grasa, se tomarán cantidades industriales de licor y habrá juergas de amanecida. Todo muy bien mientras no se perjudique a nadie. Si embargo, es preciso recordar que la buena salud no es eterna. Incluso, nadie sabe si está larvando alguna enfermedad grave en su organismo. Por eso es muy importante hacerse chequeos preventivos para saber cómo estamos de salud. Hay que medirse los triglicéridos, la hemoglobina, glucosa, orina y colesterol. Un buen examen debe incluir el control vascular, la vista, los huesos y el cáncer. Así sabremos qué debemos comer y tomar para que no nos haga daño.
Sé de gente que parecía tan lozana y vivaz, pero luego terminan de improviso internados en un hospital porque no sabían que tenían un mal peligroso. En especial este consejo es para la gente de 40 años para arriba. Es a partir de esa edad que el organismo empieza a presentar fallas o los llamados ‘achaques’. El licor ya nos produce resacas horribles al día siguiente, las frituras nos hacen arder el estómago y las amanecidas empiezan a ser perjudiciales. Por eso dense un tiempo y vayan al medico. Consuma una dieta saludable y equilibrada, con frutas y verduras, hierbas frescas.
- Haga ejercicio de forma regular y manténgase activo el resto del día. Puede pasear, utilizar las escaleras o medios de transporte activos.
- Gestione el estrés y aprenda a identificar, expresar y regular sus emociones.
- No consumir tabaco, evitar o reducir el consumo de alcohol y controlar la hipertensión arterial.
- Programe consultas frecuentes con su médico de atención primaria”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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