Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pollo al horno doradito con ensalada rusa, arroz blanco, rocoto molido y, para tomar, un jugo de carambola. “María, diversas expresiones de rechazo en la opinión pública han generado dos decisiones del Poder Judicial. Está el caso del empresario Guillermo Riera, quien a inicios de mayo manejaba su camioneta a toda velocidad por la Costa Verde y arrolló a cuatro jóvenes, matando a tres de ellos y dejando grave al cuarto. Lejos de ayudar a las víctimas, Riera, según un testigo clave, bajó de su vehículo, tomó un taxi y se fue. Luego, envió a uno de sus trabajadores al lugar de la desgracia para que se eche la culpa. Cuando el empleado descubrió que había muertos, se asustó y confesó que él no era responsable de nada. Mientras tanto, Riera compraba un boleto de avión a Estados Unidos. Regresó dos semanas después, presionado por el escándalo, en tanto que su empleado volvía a cambiar de versión diciendo que sí había atropellado a las víctimas. Pese a estos esfuerzos por librarse de prisión, Riera fue internado en ‘Lurigancho’ para cumplir prisión preventiva de nueve meses, pero un juez ordenó su liberación hace unos días y saldrá en cualquier momento.
En todo este tiempo, el empresario había hecho transacciones extrajudiciales (es decir, arreglos económicos) con algunos de los deudos. El magistrado que ordenó su liberación argumentó que ‘no hay peligro de fuga ni de obstaculización de la justicia’. Milagros Rivera, madre de una de las víctimas, dijo que apelará, pues no se explica cómo sueltan a un hombre que abandonó a los muchachos que arrolló. Contó que allegados a Riera le ofrecieron 180 mil soles para que no insista con su denuncia. ‘Pero mi hijo no tiene precio, el dinero no me importa’, expresó la dolida madre. Además, la Oficina de Control de la Magistratura anunció una investigación sobre la conducta del juez.
Otro caso es el del hijo del excongresista Daniel Mora, quien golpeó brutalmente a su padre en la calle hasta romperle la tibia y el peroné de una pierna. Fue detenido por la policía, pero un juez decidió dejarlo libre sustentando que no se cumplen las condiciones para imponerle una orden de prisión preventiva y que no se ha probado que se fugará. El hijo de Mora confesó ante el magistrado que consume drogas y alcohol y que al momento de atacar a su padre estaba bajo los efectos de esas sustancias. Por eso, el juez ordenó que afronte en libertad el proceso por lesiones graves que se le sigue. No podrá salir del país por cuatro meses y debe firmar en el Poder Judicial cada treinta días. ¿Por qué no se ordenó de inmediato que sea analizado por psiquiatras y se someta a terapia urgente en un centro de rehabilitación, dado que es un tipo peligroso? No se puede ordenar tan alegremente que una persona así de violenta quede libre”.
Gary tiene razón. Me voy indignada, cuídense.
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