Adam Smith Lucano Cotrina y Jair Pérez Lucano
Adam Smith Lucano Cotrina y Jair Pérez Lucano

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz a la jardinera con pollito frito y ensalada fresca. Para tomar pidió una manzanilla al tiempo. “María, es urgente hacer cambios en las leyes sobre el tipo de confinamiento de los delincuentes más peligrosos. La corrupción ha hecho que sigan extorsionando, planeando secuestros, asaltos y asesinatos desde sus celdas.

Domingo al Día’ mostró audios de uno de los sobrinos de Adam Smith Lucano Cotrina, ‘El Jorobado’, cabecilla de ‘Los Sanguinarios de la Construcción’. Allí, Jair Pérez Lucano, ‘Gasparín’, desde la cárcel de Huaral coordina con sujetos en libertad las extorsiones, asesinatos y cobro de cupos a empresas de transporte, construcción o de eventos. Incluso, ordena incendiar una casa en San Martín de Porres y el envío de cartas amenazantes.

En los audios, se escucha cómo planifican brindar ‘resguardo’ al cantante Jhoan Palacios, hijo de Chacalón, y extorsionar a la orquesta Agua Marina. O sea, las cárceles son una coladera y oficinas de operaciones de las bandas más peligrosas del país.

En lugar de pensar en la reelección, los congresistas deben cambiar las leyes y ordenar regímenes más estrictos, como prohibir visitas, aislar totalmente a los cabecillas, no dejarlos salir más de media hora al patio y darles penas de cadena perpetua.

Las cárceles de máxima seguridad como Ancón 1 o Challapalca tampoco son tan seguras. Igual siguen operando los mafiosos. Se ríen de la justicia. El mismo Adam Lucano, ‘El Jorobado’, tenía su celda tapiada con maderas para evitar operativos.

Hasta cuándo vamos a permitir que esto siga ocurriendo. Todo tiene un límite y ya no podemos seguir así, porque el costo son vidas humanas. El país necesita defenderse de la maldita corrupción que todo lo pudre. Cayó el ‘Monstruo’ y ‘El Jorobado’ está preso, pero siguen matando choferes. Hagan algo ya”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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